Activistas ucranianas desnudas: ''Mis tetas son mi mejor arma''
Sus
pechos son su bandera y su lucha. Esta es la carta de presentación de Femen, un
grupo de unas cuarenta activistas ucranianas potencialmente peligrosas, tal y
como se describen a sí mismas, que no temen recurrir al desnudo para llamar la
atención sobre sus reivindicaciones. La última que han organizado es intentar
robar el trofeo de la Eurocopa expuesta en la plaza de independencia de la plaza
de Kyiv. Según esta organización, el hecho de que se celebre el torneo de fútbol
en Polonia y Ucrania contribuirá a fomentar el turismo sexual en ambos
países.
Desnudarse como arma de activismo no es algo nuevo. En julio de
2011 varios manifestantes de Greenpeace bailaron en calzoncillos y bragas en
Madrid contra Adidas y Nike para denunciar la supuesta utilización de productos
tóxicos en sus prendas deportivas. Más ejemplos: los activistas de PETA contra
el uso de pieles para confeccionar abrigos. Pero el grupo feminista Femen ha
roto con todas las barreras y se ha saltado el guión de lo politicamente
correcto: sus senos son su carta de presentación.
Esta
organización nació en 2008 en Kyiv, la capital ucraniana. Está formada en su
mayoría por mujeres veinteañeras que luchan contra el turismo sexual, la trata
de personas en su país y la defensa del derecho al aborto. Su lema: “Ucrania no
es un burdel y sus mujeres no son putas”.
Según publicó el diario francés Le Monde, en el último informe de
la ONG francesa Alliance contre le VIH/SIDA, Ucrania es el país europeo con
mayor tasa de seropositivos: el 1,1 % de la población tiene el virus. En Kyiv,
la capital del país, el 24% de las prostitutas está enferma y casi el 38% en
Donestk, la segunda ciudad más poblada del
Ucrania.
Cansadas del abuso que sufre su país, el auge de la prostitución y
de las mafias que trafican con adolescentes, Femen pone el dedo en la llaga,
donde según ellas los políticos "no miran porque no les conviene".
“Representamos a todas esas mujeres que vienen de los pueblos a Kyiv, engañadas
por algún hampa, que les cuentan que van a trabajar en hoteles como limpiadoras
cuando en realidad las obligaran a deambular por las calles de Kyiv ejerciendo
la prostitución”, declara por teléfono Inna Schenvenko, una de las activistas
mas feroces de Femen.
Shevchenko es el prototipo de mujer centro europea. Muy alta, casi
1,80, pelo largo rubio platino, piernas infintas, taconazos de vértigo y ojos
remarcados con lapiz negro. Esta joven de 22 años, estudiante de periodismo, no
duda en ponerse en la cabeza, al igual que el resto de sus compañeras, una
corona de flores- símbolo nacional de las mujeres ucranianas- y lucir con
orgullo, cada vez que se desnuda, un tatuaje de grandes dimensiones en lado
izquierdo de su torso.
“Sé
que los hombres me miran por la calle, soy preciosa y lo sé. Busco llamar la
atención y de eso se trata”. “Es parte de la estrategia de la organización.
Queremos que la gente nos mire, vea y entienda por lo que protestamos”, comenta
Shevchenko. A pesar de tener muy claro que a día de hoy el cuerpo de una bella y
hermosa ucraniana vende y “mucho”, Shevchenko lo deja muy claro en la entrevista
telefónica: “que nadie se confunda, no solo soy una mujer fatal sino una topless
warrior”, término que ha acuñado la organización como
bandera.
No
todas las Topless Warrior, residen en Kyiv. Algunas viven en otras ciudades como
Liev, al este del país. Se coordinan con dos móviles y un ordenador para
preparar su próximo golpe. Como si fuesen antiguas espias de la KGB, dependiendo
del lugar donde haya un acontecimiento las que estén mas próximas al lugar se
reunen horas antes para pintarse los pechos con los colores de la bandera
ucraniana- azul y amarillo- y escribir en sus femeninos y sensuales torsos con
brocha y pintura negra lemas revindicativos. Cuando están listas para pasar al
combate, se plantan en el acto, ceremonia o fiesta se mimetizan entre los
presentes y en el momento menos inesperado se quitan la ropa interior,
quedándose sin ropa interior ante las atónitas miradas de los políticos,
polícias o transeúntes. Objetivo conseguido: cinco minutos después de su
espectáculo estas guerreras ya son trending
topics.
Van
a por todas, por eso Femen se ha convertido en un aténtico quebradero de cabeza
para los agentes ucraniano porque siempre aparecen en los momentos más
inconvenientes: mientras testifica Víktor Yúshchenko, expresidente ucranian;
irrumpiendo en las elecciones rusas desnudándose a escasos metros de Vladimir
Putin; encandenarse a las puertas de macroempresa gasística rusa Gazprom; cuando
juró el nuevo gobierno ucraniano, formado solo por hombres; contra la Eurocopa
de fútbol; o subirse al campanario de Santa Sofía, una de las iglesias más
importantes de Ucrania, para mostrar su inconformidad contra el proyecto de ley
admitido por el parlamento ucraniano que prohibiría en los próximos meses el
aborto en el país. Esta última manifestación les ha valido la apertura de un
expediente criminal por parte de las autoridades de su país por manifestarse
ilegalmente en un lugar de culto. La pena a la que se enfrentan es de cinco años
de prisión.
“Ucrania, es un país socialmente conservador y muy religioso. De
ahí que la aparición repentina de un desnudo, no controlada por la sociedad
patriarcal ucraniana, pone a los hombres nerviosos”, declara entre risas otra de
las militantes de Femen, Tatyana Zacerkovnaya, pintora de 22
años.
Publicamente criticadas por la clase política, por la iglesia
ortodoxa y parodiadas por los humoristas de su país, para las generaciones más
jovenes, son todas unas revolucionarias. “Luchan contra la prostitución y contra
cualquier tiranía que someta a la mujer”, este es uno de los miles de
comentarios que escriben sus casi 5.000 fans de twitter y facebook en las
páginas oficiales de la organización.
El
éxito mediático de la organización ha llevado a Femen a movilizarse más allá de
las fronteras ucranianas. Han extendido sus revindicaciones contra la violencia
sexual en Bulgaria, Turquía o Brasil e incluso han viajado hasta el Vaticano
para pedirle a la curia y al mismísimo Papa Benedicto XVI, que se pronuncien
públicamente a favor del derechos de las mujeres. "No somos seres de segunda, ni
trozos de carne. Somos mujeres que luchan por su independencia y sus derechos",
concluye Inna Shevchenko antes de despedirse por el
teléfono.
(Paloma Marín para El Huff Post
07/06/2012)
Publicado el Viernes, 8 de Junio del 2012
Via: gatoencerrado.net
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