La Alianza General contra el Racismo y por el Respeto de los Franceses y la Identidad Cristiana (AGRIF) ha organizado estos días en el Hexágono una colecta de sujetadores usados para "cubrir a las Femen": ese grupo feminista radical, conocido por su escandalosas protestas callejeras y su desinhibido uniforme de combate, consistente en flores en la cabeza y el torso desnudo, pintarrajeado con proclamas reivindicativas.

Para Bernard Antony, presidente de AGRIF, no sólo hay que tapar la impudicia de Inna Shevchenko y sus activistas del llamado "comando teta-fuera" -que han declarado la guerra al gobierno español por su ley del aborto y el pasado 2 de febrero asaltaron al cardenal Rouco Varela en la puerta de una iglesia madrileña-, sino que el Estado francés debería disolver la organización y retirar la condición de refugiada política a la exiliada ucraniana.

"Las Femen profanan regularmente enclaves cristianos, a veces con violencia, siempre de forma abyecta y sin sentirse jamás amenazadas porque la prensa les ríe las gracias y el gobierno socialista les consiente todo; no en vano su jefa ha sido utilizada como modelo para encarnar la última versión postal de nuestro símbolo nacional, Marianne", explica Antony en un comunicado.

Escandalizados por la impunidad de que goza el colectivo en el Hexágono, a pesar de haber invadido la catedral de Notre Dame o haber simulado el aborto de la virgen en la iglesia de La Madeleine, AGRIF y otras asociaciones pertenecientes a la derecha tradicionalista, ultra-católicas, pro-vida y en defensa de los valores de la familia, han creado una página de Facebook para exigir su disolución y convocado este fin de semana una manifestación en la explanada de Los Inválidos, a la que acudieron 600 personas según la policía y 15.000 según los organizadores.

"No a la República de las mujeres llenas de odio"

"Non à la République fem-haine", rezaba la pancarta principal del acto, jugando con la sonoridad del nombre Femen y haciendo un juego de palabras con los sustantivos "mujer" (femme) y "odio" (haine). "No a la República de las mujeres llenas de odio", sería la traducción más probable.

Desde que esta ONG feminista, fundada hace seis años en Kyiv, abrió en septiembre de 2012 una oficina y centro de entrenamiento en París, no ha habido semana que alguno de sus actos no haya indignado a las mentes bienpensantes de esta Francia oficialmente laica, que antaño se definía como "hija primogénita de la Iglesia".

Según el ex dirigente del Frente Nacional Carl Lang, que acudió el sábado a Les Invalides, Inna y sus chicas son "unas arpías que proclaman su odio a Dios, a la Europa cristiana y a todo lo sagrado". Para Alain Escada, presidente de Instituto Civitas, que también se ha apuntado a la campaña de acoso y derribo, "no se entiende por qué el Ministro del Interior Manuel Valls no hace algo para frenar a esas hienas".

"Contra las Femen, apoya a la industria francesa de la lencería", proclama con innegable sorna el site de la Alianza General contra el Racismo y por el Respeto de los Franceses y la Identidad Cristiana. En su página web, AGRIF invita a realizar donaciones de "sujetadores usados" con los que "volver a vestir" a las feministas de las flores en el pelo, a quienes tacha de "jovencitas nihilistas utilizadas por el poder para ridiculizar a los cristianos". Por el momento, se ignora el número de prendas interiores que la asociación ha recibido en su sede de Saint-Germain des Près...

Via: elmundo.es

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