GUADALAJARA, JALISCO (30/JUN/2013).- El presidente de Francia, Fraçois Hollande, caminaba el pasado viernes 21 de junio en una comitiva rumbo a la apertura del Salón de la Aeronáutica en Bourget, al noreste de París. Cuando se acercó a la barra de seguridad para estrechar la mano de un simpatizante, dos chicas con el torso desnudo comenzaron a gritar desesperadamente: “¡Free Femen! ¡Free Femen!”, la misma leyenda pintada sobre su vientre y pechos con grandes letras negras.
Los agentes de seguridad se volcaron sobre ellas, las sometieron sin demasiado esfuerzo, y una vez que estuvieron esposadas, buscaron cubrirlas con las primeras prendas que encontraron. Como era de esperarse, la totalidad de fotorreporteros dejó de prestar atención al mandatario, y a las pocas horas del suceso, las imágenes y videos ya se habían vuelto virales.
Así funciona la estrategia mediática de Femen, el colectivo “sextremista” que, según su propia definición, “defiende con sus pechos la inequidad sexual y social en el mundo”.
Mujeres de distintas nacionalidades –que portan una corona de flores como símbolo del movimiento— han exhibido sus senos en diversas ocasiones. Lo hicieron durante los pasados Juegos Olímpicos de Londres, como una oposición contra los “sangrientos regímenes islamistas”. Y en las bajas temperaturas del invierno suizo, cuando protestaron por la dominación masculina de la economía mundial, ante los invitados de la cumbre de Davos. E incluso lo hicieron al interior de la catedral de Notre Dame, en París, donde las mujeres celebraron la renuncia del papa Benedicto XVI con los pechos al aire.
Pero en esta ocasión –igual que en las últimas manifestaciones del grupo fundado en 2008 en Ucrania— el objetivo era llamar la atención del presidente francés, sobre cuatro de sus colegas activistas que hasta ese momento se encontraban detenidas en Túnez; y precisamente a causa de sus propias manifestaciones de protesta topless.
Todo se desencadenó a raíz de la acción de la joven tunecina Amina Tyler, quien en febrero pasado mostró su cuerpo desnudo con un mensaje de rechazo hacia las normas extremistas de la moral islámica. Lo hizo a través de una fotografía publicada en Facebook, donde aparecía con mirada desafiante, el torso rayado con la frase “Fuck your morals”, y las dos manos haciendo la señal del dedo medio.
“Más fuertes que sus piedras”
Mientras las autoridades del país declararon que Amina debía ser lapidada hasta la muerte, la chica de 19 años fue golpeada y secuestrada por su propia familia. No fue encarcelada sino hasta el pasado 19 de mayo, luego de que continuara con sus manifestaciones de protesta al escribir con aerosol la palabra “Femen” en un edificio religioso. Ahora Amina enfrenta cargos por posesión de explosivos, vandalismo y quebrantamiento de la moral pública, y su pena podría ser de hasta dos años en prisión.
Para protestar sobre la detención de Amina, tres activistas europeas –las francesas Marguerite Stern (23) y Pauline Hillier (27), y la alemana Josephine Markmann (20)— mostraron sus pechos afuera del palacio de justicia de Túnez, acción que pagaron con más de un mes de cárcel en el país norafricano.
“Nuestros pechos han sido más fuertes que sus piedras”, se leyó en el sitio oficial de Femen luego de que las europeas fueran liberadas este 26 de junio. Las tres chicas aterrizaron al día siguiente en París, donde se retractaron de la disculpa que tuvieron que ofrecer a la corte tunecina, y aseguraron haber sufrido condiciones humillantes en prisión.
El cuerpo femenino como arma de protesta
“La mujer es el negro del mundo”, “la esclava de los esclavos”, cantaba John Lennon, y la fundadora y líder de la organización sextremista no podría estar más de acuerdo. Inna Shevchenko, de 22 años, explica en su columna en The Huffington Post (7 de febrero de 2013), las razones por las que las integrantes de Femen han decidido mostrar sus pechos.
Después de afirmar que la mujer ha vivido subyugada desde los comienzos de la civilización, y que ha sido una esclava en un mundo dominado económica, cultural e ideológicamente por los hombres, Shevchenko asegura que el control sobre el cuerpo femenino es la máxima expresión de la opresión en el sistema patriarcal.
De ahí que “la desnudez de la mujer se convierta en el símbolo de la liberación femenina”, escribe la ucraniana. “La desnudez como arma es una de las nuevas estrategias del feminismo para transformar. Estamos desnudas porque somos feministas”. Después explica el significado de sextremismo, un nuevo tipo de activismo que “es agresivo pero no violento; provocativo pero con un mensaje claro: el sextremismo es la insurgencia contra el patriarcado”.
La ideología de Femen se manifestó globalmente el “Día Internacional de la Jihad Topless”, celebrado por primera vez el 4 de abril de este año como una respuesta a lo sucedido con Amina. Tanto en las calles de sus ciudades como a través de fotografías publicadas en las redes sociales, cientos de mujeres apoyaron la causa con los torsos desnudos, y mensajes escritos en sus cuerpos contra el sexismo en el mundo islámico.
Las desnudas del 49
Además de una enorme y esperada atención mediática, dichas acciones suscitaron un debate acerca de la validez y efectividad de este tipo de protestas.
En su defensa –por ejemplo— se manifestó recientemente Agnes Callamard, quien es directora ejecutiva de la organización de derechos humanos Artículo 19. También en una columna publicada en The Huffington Post (10 de junio de 2013), Callamard reconoce que existe una larga tradición de protesta femenina que utiliza el cuerpo como arma.
Por ejemplo, las 2 mil mujeres que marcharon desnudas en Costa de Marfil en 1949, con el objetivo de demandar la liberación de sus esposos y de los líderes políticos, a los ocupantes franceses. O en 1992, en Kenya, cuando el movimiento liderado por Wangari Maathai –quien luego recibiría el Premio Nobel de la Paz— protestara sin ropa ante los abusos del régimen del presidente Daniel Arap Moi.
“Cada forma de protesta pretende retar a la utilización injusta, opresiva y represiva del poder”, afirma Callamard, quien ve en las manifestaciones topless –tanto en línea como en las calles— acciones de expresión política no violenta, y como tales, deberían estar protegidas por las leyes internacionales de Derechos Humanos.
Feminismo a la medida
En el otro extremo, la Jihad Topless y otras protestas de Femen relacionadas con la opresión en el mundo islámico, han despertado la indignación entre las feministas musulmanas. A tal grado que el mismo 4 de abril, se creó en Facebook la página “Muslim Women Against Femen” (Mujeres Musulmanas Contra Femen), que hasta este sábado tenía poco más de 12 mil seguidores.
“Un insulto al Islam”
Las inmediatas muestras de apoyo de mujeres de todo el mundo, sorprendieron al grupo de amigas que decidió tomar distancia de las acciones e ideología del movimiento sextremista. Entre ellas, la activista y estudiante de Relaciones Internacionales, Sofia Ahmed, quien explicó en entrevista para la cadena Al Jazeera, que la página surgió a raíz de dos preocupaciones: no sentirse representadas por Femen, y considerar a este grupo como uno marcadamente islamobófico.
“Nunca nos preguntaron ‘¿Cómo podemos usar nuestras voces para apoyar su lucha?’”, expresó en el mismo medio Fatemeh Fakhraie, fundadora del sitio Muslimah Media Watch, quien consideró que exponer el cuerpo atrae una atención errónea y no produce acciones correctas.
De la misma opinión es la bloguera y feminista americana-musulmana, Hind Makki, quien cree que lo único que han producido las manifestaciones topless son distracciones respecto de los asuntos verdaderamente importantes. Por ejemplo, si las mujeres tienen o no acceso a la educación y a la seguridad social, si tienen libertad de expresión y de elección, y si pueden insertarse con igualdad en el mercado laboral.
“No existe un solo enfoque con respecto al feminismo”, afirma Makki en una columna publicada en The New York Times (24 de abril 2013): “un pañuelo en la cabeza no excluye el empoderamiento, y un bikini no excluye la opresión. Las guerras en las redes sociales están perdiendo de vista los verdaderos problemas de las mujeres y las niñas”.
La periodista musulmana Hajer Naili complementa esta idea, explicando que las mujeres en el Medio Oriente sí están luchando por sus derechos, pero ellas mismas desean permanecer dentro del marco islamista. “Y eso no lo entiende Femen: quieren ayudar pero están usando maneras de expresión que va contra el entendimiento de la cultura. Es un insulto al Islam y a las mujeres musulmanas”.
Ante este tipo de argumentos, Inna Shevchenko ha respondido que no existen diferencias entre el feminismo occidental y el feminismo de medio oriente, y que como sucede con el concepto de libertad, la igualdad de las mujeres debería ser parte de los derechos humanos universales.
Via: informador.com.mx
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