Seguro que muchos recordaréis a Amina Tyler, la joven tunecina que se unió al grupo feminista FEMEN e hizo estallar la polémica en su país al publicar una foto suya con el torso desnudo en Facebook. Amina, cuyo apellido real es Sbui, decidió abandonar FEMEN a finales del verano pasado al considerarla una organización “islamófoba” y sus actos “contraproducentes” en su país, tal como aseguró en una entrevista concedida a HuffPost Magreb.
Sbui, que tiempo atrás alertaba de una posible “dictadura religiosa” en Túnez, parece haberse calmado ahora que las aguas han hecho lo propio en el país magrebí, donde recientemente ha vencido el laicismo. Para Amina, FEMEN representaba una oportunidad, un medio para dar visibilidad al feminismo y la igualdad de derechos en un momento en que el grupo feminista aparecía en todas las portadas usando sus pechos como lienzo de protesta. Ella misma ha posado en reiteradas ocasiones con el pecho descubierto y continúa haciéndolo en la actualidad. El problema que ve en FEMEN no es que sus activistas enseñen los pechos -como muchas voces han (mal)interpretado-, sino que falten al respeto a los musulmanes y a la religión islámica en su conjunto. La activista ha llegado a poner en duda incluso el origen de los fondos de la organización, el cual desconoce: “¿Y si es Israel quien lo financia?”, señalaba en la mencionada entrevista.
El debate sobre si feminismo y religión son compatibles está sobre la mesa, pero para poder participar en él hay que saber discernir entre islam y yihadismo, y tener en cuenta que el feminismo engloba más modalidades que el (mal llamado) occidental, como el feminismo islámico -expertos en la materia como Natalia Andújar escriben a menudo sobre ello-. En numerosas ocasiones se ha tachado a Amina de ingenua y fanática debido a su corta edad (sólo tiene 20 años) y también se ha puesto en duda su concepto de lo que es el feminismo. De hecho, muchos corroboran esta idea al saberse que la tunecina se ha unido recientemente a otro grupo, el anarquista Ataque Feminista. No obstante, es probable que Sbui tenga un concepto del feminismo mucho más aproximado que el de la mayoría de los mortales, precisamente por haber vivido en primera persona el choque cultural con el FEMEN-feminismo. Sí, hablo de ese feminismo del primer mundo en el que estamos inmersos, pero que no es el único, aunque insistan en hacernos creer que así es.
La visión del feminismo que tiene FEMEN ha sido muy criticada por diversos sectores, desde aquellos que denuncian una pose estereotipada -sus activistas son mayoritariamente blancas, rubias, guapas y delgadas- hasta las feministas de los países islámicos, que se sienten atacadas por un feminismo que consideran imperialista al no contemplar el diálogo con otras culturas e imponer sus propios códigos (como la prohibición del velo islámico y el rechazo a las religiones); pasando por un grupo de Facebook formado por ex miembros de la organización que pretende demostrar que ésta “arruina el feminismo y la vida de las chicas jóvenes”. Es muy probable que Amina fuese una marioneta de FEMEN para expandir su movimiento en el mundo islámico pero, para disgusto de la organización, la tunecina ha rectificado. Del mismo modo que muchas de las costumbres de otras culturas no son aplicables en nuestro ámbito, tampoco nuestras doctrinas lo son fuera de nuestras fronteras. Y mucho menos a la fuerza.
Via: blogs.20minutos.es
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