Lorena Moreno
“Facebook tiene una política que no debe entender que nosotras estamos, precisamente, en contra de la prostitución y la pornografía”, replica Lara Alcázar, la representante de FEMEN España, ante la mastectomía que la red social ha hecho a este movimiento feminista internacional. La compañía de Mark Zuckerberg ha justificado el cierre de las páginas de FEMEN "bajo el motivo formal de publicar pornografía y promover la prostitución". Un motivo, dice Alcázar, “cuanto menos irónico” y contrario a este movimiento social, que nació en 2008 cuando un grupo de universitarias se metió en una fuente pública de Kyiv para protestar por los cortes de agua en su residencia.
La página de FEMEN en Facebook era una de las principales plataformas de información de la campaña para conseguir la liberación de las presas políticas encarceladas en prisiones tunecinas por las protestas en topless, la seña de identidad de este movimiento que se expande por varios países de África y Europa. Alcázar vacila sobre el número fijo de activistas en cada país: treinta en Francia, dos grandes grupos en las ciudades de Hamburgo y Berlín en Alemania, otro muy numeroso en Kyiv -donde nació-, o en Bélgica y Túnez.
La sexualidad como arma reivindicatoria
En España, el grupo lo forman trece mujeres de entre 21 y 35 años representadas por esta estudiante de Historia del Arte, que entró en contacto con FEMEN cuando empezaron a trabajar en Francia para defender a las Pussy Riots. Cuando la familia de la activista tunecina Amina la secuestró por la fotografía en topless que publicó en internet, Lara Newell, como firma Alcázar sus trabajos fotográficos, reunió a unos amigos para hacer un fan-vídeo de apoyo y lo enviaron a FEMEN France.
Por aquel entonces, ya andaba en busca de algún grupo de FEMEN en España donde militar, pero descubrió que no existía. “Las compañeras de FEMEN France compartieron el vídeo, me vieron tan animada que me invitaron a constituir un grupo en España”, explica. Ellas le pusieron en contacto con Inna Shevchenko, la encargada de encauzar y enseñar a los grupos nuevos, que planea visitar España este verano para instruir al colectivo emergente. “Ese sextremismo, que es como llamamos a nuestra práctica de ataque, es efectivo porque es una mujer que se reapropia de su sexualidad y genera una respuesta”, declara Alcázar. Para el sector feminista, ocurre un cambio impactante de cara a los medios en el que la mujer pasa de ser eróticamente patriarcal a todo lo contrario: una mujer amazona que lucha, no en una conferencia o un despacho negociando y exigiendo, sino reclamando en la calle de forma pacífica unos derechos que les son legítimos.
“El cuerpo de la mujer crea inseguridad e incomodidad a la gente de poder y una repercusión mediática más amplia que la estandarizada que nos permite expandir nuestra lucha”, señala la asturiana de 21 años. Para ella, que ya ha estado en contacto con movimientos sociales en la universidad, enrolarse en FEMEN fue ir un paso más allá, hacer algo que requiere “mucho esfuerzo y trabajo diario de organización”, explica. “Cada FEMEN sentimos que estamos haciendo algo que va a generar un cambio”. Aunque parte de la sociedad se resista a cambiar.
Mastectomía constante de un sistema patriarcal
No es la primera vez que la cabeza de FEMEN en España ni sus compañeras activistas han tropezado con la censura contra la que choca su protesta constante. Explica que siempre hay gente que las apoyan y que se esfuerzan por ayudarlas con sus trabajos y blogs. En su familia y círculo más cercano de amigos, desde fuera del movimiento, obtienen incluso colaboraciones de abogadas. Pero también se encuentran con “hijos e hijas de este sistema patriarcal que no ven más allá de un pecho al descubierto”. La joven nota que, en lugar de fijarse en su mensaje, se incomodan porque están desnudas y se aíslan de su mensaje para despolitizarlas. Son al fin y al cabo, asevera, “gente que no merece que le prestemos más atención ni que nos descentremos de nuestra lucha”.
Una lucha que empezó, en los orígenes del movimiento, con el objetivo de acabar con el sistema patriarcal. Algo que “no pasará el día de mañana”, sino en lo que FEMEN trabaja a largo plazo atacando sus tres frentes más representativos: instituciones, dictaduras y la industria del sexo. Sin embargo, los golpes de ariete hoy día los destinan principalmente a sacar a las cuatro activistas que permanecen en la cárcel. Una de ella es Amina, la tunecina a la que secuestró su propia familia cuando se manifestó publicando en Internet su fotografía en topless, que fue detenida tras realizar una pintada en el muro de un cementerio, y que será juzgada el día 30 de junio. Las otras tres son dos mujeres francesas y una alemana detenidas meses atrás por una acción de apoyo en la Corte para que liberaran a Amina, y a quienes se condenó a cuatro meses de cárcel. Sin embargo, un tribunal de Túnez falló el miércoles 27 a favor del recurso que se presentó para que las dejaran en libertad, conminándolas a abandonar el país lo más rápido posible.
"Estamos generando un cambio"
“En los países de la Unión Europea tenemos una relación bastante estrecha con la policía, porque normalmente vienen a exigirnos que paremos nuestras protestas”, declara Alcázar. “Otra cosa es que les hagamos caso a la primera, pero siempre se hace desde un funcionamiento democrático, unas leyes relativamente justas”. En los países islámicos, en cambio, imperan regímenes morales muy acérrimos en los que las leyes están muy conectadas con la religión y la tradición, y el pudor juega un papel muy importante. Fue precisamente en un país islámico donde FEMEN llevó a cabo su primera protesta en topless. “Sabemos a lo que nos exponemos, pero en ningún momento pensamos que con toda la repercusión internacional tendrían el valor de meter a cuatro de nuestras activistas en la cárcel”, apunta Alcázar.
Es consciente de que son la potencia feminista internacional que más activistas abarca sobre unas bases teóricas unificadas, y que están generando un cambio. Como también de que su razón de ser y actuar choca con los rígidos preceptos de grupos también grandes a nivel internacional y poderosos: islamistas, ultraderechistas… Alcázar explica que tienen varios enemigos a los que no les gusta lo que hacen. Suponen que esta maniobra ha sido un reporte organizado por estos grupos para silenciar el principal altavoz del movimiento en las redes sociales. Una noticia que han seguido difundiendo por su página web y otros canales. Aunque han reabierto la página de FEMEN France y la de España sigue funcionando, la de FEMEN central continúa censurada. “Es un disparate que nos la hayan cerrado. Máxime cuando en Facebook hay muchísimo contenido violento o contenido apelando a violaciones y al sexismo. Y eso no lo cierran”, añade.
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