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Desde que este miércoles un grupo de tres Femen decidieran interrumpir la intervención del ministro Gallardón en el Congreso mostrando su protesta por el cambio que se pretende dar a la ley del aborto, he leído y oído todo tipo de barbaridades e incongruencias para tratar de censurarlas, desde llamarlas cochinas y catalogar desde un punto de vista eminentemente sexual y machista la calidad y/o belleza de las tetas de estas jóvenes, hasta mujeres que incluso se autodenominan feministas pero dicen sentirse ofendidas o humilladas por la acción de estas chicas, que en su opinión utilizan un gesto sexista y anti-mujer dejándonos a todas mal paradas por usar sus pechos para decir lo que sea.
A todos estos moralistas, pacatos y melindrosos, y sobre todo a esas señoras que se ofenden por que enseñen unas tetas, que les recuerdo que no son las suyas, solo les diré que lo de mostrar el pecho en una protesta no es cochino, ni sexista y mucho menos anti-mujer, antes al contrario, esta parte de nuestra anatomía es la porción de cuerpo que más nos distingue como mujeres y el mostrarlo públicamente resulta ser un modo muy efectivo de provocar la reacción de los reaccionarios, valga la redundancia, que sólo son capaces de mirar unas tetas si van con fines sexuales. Pero las Femen lo muestran como afirmación de lo que son, sin pudor, sin culpa y sin vergüenza, igual que muestran sus caras o sus manos limpias y desarmadas, no hay nada en ellas que pueda herirnos ni ofendernos salvo nuestras propias vergüenzas.
Además, estas mujeres no enseñan las tetas, muestran todo su torso, en el que indudablemente también se encuentran ubicados sus pechos, igual que sus hombros, su cintura, su abdomen y hasta su ombligo, pero algunas mentes, por sucias o por timoratas, o por ambas cosas, y además por maldad, solo son capaces de ver unas tetas y sus sentidos quedan desorientados y obnubilados ante esta visión, de ahí que solo puedan calificarlas como cochinas, indecentes, etc y además aprovechan para examinarlas desde su punto de vista y gusto sexual y morboso, a nadie he oído en estas críticas juzgar la amplitud o estrechez de hombros de estas mujeres, el diámetro de sus cinturas, la redondez o planicie de sus vientres.
Y si a esta panda de retrógrados, (pertenezcan al sexo que sea), el que unas mujeres muestren el pecho en público, ¡en el Congreso! ya les deja descolocados, lo de llamar sagrado al aborto les resulta la mayor de las blasfemias, porque están utilizando su sacrosanta terminología para cosas que evidentemente no están relacionadas con su dios, iglesia, o religión.
Lo de utilizar la palabra sagrado referida al aborto, no es más que una afirmación de que sagrado es el vientre y sagrada la decisión de quien no tiene más dios que su propio cuerpo como representación física de su sagrada conciencia, y por mucho que una parte de la sociedad se empeñe en erigirse como guardianes y únicos valedores de la moral, (la suya por supuesto, porque la de los demás la consideran sencillamente como A-moral) no les da derecho a apropiarse de ninguna de las palabras de nuestro maravilloso y amplio vocabulario para recluirla y enclaustrarla, reduciéndola solamente al ámbito de Su religión.
Dicho esto, ahora, aunque mi figura y edad estén a media distancia entre estas chicas, y Celia Villalobos, no tengo ningún inconveniente en recibir las críticas que me puedan llover a pecho descubierto.
Via: almeria24h.com
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