Se llama Ángel Álvarez Álvarez y los dos grupos mayoritarios del Congreso, tanto PP como PSOE, sitúan en él la responsabilidad de lo ocurrido el pasado miércoles en las tribunas de invitados de la Cámara Baja. Aquel día, la profesora de la Universidad de Alicante Mar Esquembre, invitada al pleno del Congreso por el propio Grupo Socialista, fue obligada a quedarse en ropa interior en un polémico cacheo policial de acceso al hemiciclo en el que dos agentes de policía, una de paisano y otra de uniforme, se cercioraron de que no llevaba ningún tipo de escrito reivindicativo sobre su piel. El fantasma de lo ocurrido hace unos días con las activistas de Femen habría llevado al comisario del Congreso a ordenar el cacheo.
Esquembre denunció el pasado domingo en la prensa local de Alicante lo que le había sucedido en la sede de la soberanía nacional, pero lo cierto es que el PSOE tuvo noticia del extraño cacheo el mismo día 16, instantes después de que ocurriera. De hecho, los diputados Carmen Montón y Gabriel Echávarri enviaron el pasado viernes una carta al presidente de la Cámara, Jesús Posada, en la que denunciaban lo sucedido, pero lo hacían sin citar el nombre de la supuesta víctima.
La carta explicaba de forma clara lo que después Esquembre ha reiterado en público. “Con ocasión de la celebración de la sesión plenaria del miércoles 16 de octubre de 2013, sobre las 13.30 horas, una ciudadana, profesora titular de Derecho Constitucional de la Universidad de Alicante, que había sido invitada por el Grupo Parlamentario Socialista para acceder a la tribuna de público, ha sido objeto de un trato en su entrada a la Cámara que consideramos totalmente injustificado e impropio del Parlamento”.
También cachearon a las mineras
Fuentes socialistas reconocen que no es la primera vez que este tipo de cacheos han sido ordenados por el comisario Álvarez. Se llevaron a cabo también cuando las mujeres de los mineros visitaron las tribunas del hemiciclo poco después de que hubieran estado en el Senado y hubieran sido desalojadas por protestar enérgicamente.
Un ujier pide silencio a un grupo de trabajadoras de la minería y esposas y familiares de mineros. (EFE)Entonces, aunque el PSOE dirigió también otra carta a Posada, la misiva no tuvo respuesta alguna ni hubo consecuencias para el comisario ni para su equipo de policías. En el expediente de este polémico funcionario se encuentran también otros errores de bulto como la acción de Greenpeace en los tejados del Congreso, de la que el SUP le culpó directamente a él y pidió su cese.
Esquembre había sido invitada a la tribuna por el Grupo Socialista y, antes de acceder a ella, fue recibida a la entrada del Congreso por una asistenta del grupo. Aunque llegó a la vez que otro hombre que también había sido invitado por otro grupo político, a ella se le hizo pasar a una sala donde “se la sometió a la obligación de despojarse de sus prendas de vestir (chaqueta-americana, camisa y pantalones) quedándose en ropa interior, como condición imprescindible para el acceso a tribunas”, relata la carta del PSOE.
“Es un comisario bastante polémico”, explican fuentes oficiales del grupo, que añaden que esa misma sensación de hartazgo hacia sus formas se extiende también entre otras formaciones como el Grupo Popular. Hay que recordar que los invitados de los grupos políticos son confirmados en una lista por el propio grupo 24 horas antes del pleno, por lo que el hecho de que el cacheo se llevase a cabo únicamente con ella hace pensar que el comisario la seleccionó por su perfil feminista y no por ninguna otra razón. Además, según explica la diputada Carmen Montón, una agente de policía permaneció junto a ella durante todo el tiempo en el que Mar Esquembre estuvo sentada en la tribuna del Congreso.
Montón niega también que el protocolo de la Cámara recoja este tipo de procedimientos en cuanto a las visitas. En su carta a Posada, la diputada le ruega que informe “específicamente” del protocolo vigente para el control personal y registro de invitados a la tribuna de invitados del Congreso, “si se sigue el mismo tratamiento previsto en función del grupo parlamentario que realiza la invitación, y sobre todo si se están siguiendo normas distintas para el acceso de hombres y de mujeres, ya que no es justificable que a las mujeres se las obligue a desvestirse completamente para poder acceder a la tribuna”.
La polémica ha obligado a Posada a tomar cartas en el asunto, tal y como ayer explicó en la Mesa del Congreso. De momento, ha abierto una investigación de lo sucedido en la que ha pedido explicaciones al propio comisario Álvarez y al secretario general de la Cámara, Manuel Alba. Posada se ha comprometido también a enviar a todos los grupos parlamentarios las conclusiones de la citada investigación. Esta vez, al menos, se investigará el supuesto exceso de celo del comisario jefe del Congreso.
Via: elconfidencial.com
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