Nacido en Ucrania, el movimiento feminista Femen, conocido por sus acciones "topless" (torso desnudo), ha adquirido estos últimos meses una dimensión internacional, encarnando según muchos una nueva forma de feminismo.
Poco apreciadas en Ucrania, las Femen se han convertido en el extranjero en un símbolo de esta exrepública soviética, y han extendido sus actividades a Moscú, París, Zurich, Bruselas y hasta a la Plaza San Pedro en Roma.
El retrato de una activista de Femen, realizado por el francés Guillaume Herbaut, fue premiado en 2012 por el prestigioso concurso de fotografía World Press Photo.
La idea de llevar a cabo acciones "topless" nació poco después de la creación del movimiento en 2008. Durante una manifestación, las activistas habían escrito un mensaje en su espalda desnuda, pero un fotógrafo presente publicó la imagen torso desnudo de las Femen.
Frente al gran éxito mediático de las fotografías, las protestas "topless" se convirtieron en la marca del movimiento.
Las Femen llevaron a cabo su primer gran golpe el día de las elecciones presidenciales en Ucrania en 2010. Cuatro jóvenes se desvistieron en el colegio electoral donde votaba el candidato y futuro presidente Viktor Ianoukovitch, poco antes de que éste llegara.
Las Femen, que acumulan cerca de 90.000 menciones "me gusta" en su página Facebook, han comenzado a formar una red europea al instalar en septiembre pasado en París "el primer centro de formación" al "nuevo feminismo".
Este centro es dirigido por una activista que se refugió en Francia en 2012 tras haber derribado una cruz de madera en apoyo al grupo al grupo ruso Pussy Riot, del cual tres integrantes fueron condenadas el año pasado por cantar una "oración punk" contra el presidente Vladimir Putin.
Otra activista de Femen se mudó a Berlín para implantar una nueva antena del movimiento.
"Después de Europa, esperamos asentarnos este año en el norte de África y Sudamérica", explicó a la AFP Anna Goutsol, una de las dirigentes de Femen.
Las activistas de Femen se inscriben en una "tercera ola del feminismo", después de las "sufragistas" del siglo XIX y de los movimientos de los años 1970, estima Réjane Sénac, investigadora del Centro Nacional de Investigación Científica Francés.
En Ucrania, las activistas de Femen irritan a la población. Pero "en Francia, sentimos un apoyo moral y material. La gente no dice `¡Ay, de nuevo esas putas!´, como se escucha en Ucrania, opina Goutsol.
Expertos ucranianos reprochan a las activistas de tratar de llamar la atención a toda costa.
"Es sólo una simulación de feminismo" que "no tiene ningún sentido político o social serio", estima el especialista en comunicación política Sergui Gaïdaï.
Al protestar contra todo, Femen "afecta a la imagen de Ucrania y del verdadero movimiento feminista", opina Marianna Evsioukova, responsable en Kyiv de la organización no gubernamental La Strada, que se moviliza por los derechos de las mujeres.
Otros comparan al movimiento de las Femen a un proyecto comercial, lo que las activistas niegan rotundamente.
Estas activistas afirman vivir de manera modesta gracias a las donaciones y a los ingresos producidos por una tienda en línea donde venden artículos diversos (camisetas, tasas...)
"No sabemos aún con claridad cuáles son sus objetivos", observa la historiadora francesa Christine Bard, pero "lo que es bastante nuevo, es que un grupo llegue a desarrollar una acción a nivel internacional".
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