Admite Strauss-Kahn su pasión por el libertinaje y las fiestas

Carlos Siula / Corresponsal

PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- "Soy un libertino, pero no un proxeneta", afirmó Dominique Strauss-Kahn, exdirector general del Fondo Monetario Internacional (FMI), frente al tribunal que lo juzga en la ciudad de Lille, en el norte de Francia.

Fiel a la línea de defensa que adoptó cuando estalló el escándalo, DSK -como se lo designa habitualmente- reafirmó que no había cometido "ningún crimen ni delito". También volvió a sostener que ignoraba que las múltiples compañeras sexuales que tuvo en las orgías fueran prostitutas.

"No tengo el menor gusto por las relaciones sexuales pagadas. La concepción de las relaciones sexuales que tengo no es hacerlo con prostitutas. Eso no me gusta. Lo que me gusta es la fiesta", dijo.

En su primera declaración pública desde que se inició el llamado "proceso del hotel Carlton", hace una semana, aseguró que nunca se habló de dinero.

Convocado a la barra por primera vez, DSK comparece junto con otros 13 imputados. Tres años y medio después de los primeros rumores sobre su eventual implicación en este escándalo, Strauss-Kahn tiene dos días y medio para convencer al jurado, a riesgo de ser condenado a 10 años de cárcel y 1.5 millones de euros de multa.

Los jueces estiman que era el "eje central" y "el beneficiario, a veces exclusivo" de las orgías y las actividades sexuales "desenfrenadas" que se desarrollaron alternativamente en Washington, París, Nueva York y Lille.

Vestido con traje oscuro, corbata gris y gesto adusto, ese hombre de 65 años, que también fue ministro de Economía, así como gran favorito a la presidencia de Francia, rechazó enérgicamente esos cargos. Negó haber sido "organizador" de esas fiestas. "No me considero para nada organizador de esas veladas. No tenía tiempo de organizar velada alguna", dijo.

Relativizó igualmente la frecuencia de las fiestas libertinas. "Cuando uno lee el sumario, uno tiene la impresión de una actividad frenética en la que las fechas se mezclan de manera imprecisa", lamentó DSK. "No existió esa actividad desenfrenada", afirmó. "Solo fueron cuatro fiestas libertinas por año, en dos años", precisó.

El ex director del FMI, que se vio obligado a renunciar cuando fue detenido en Estados Unidos acusado de haber violado a una camarera del hotel Sofitel de Nueva York, siempre argumentó que se trataba de fiestas libertinas que reunían a adultos que así lo consentían. Las participantes, por su parte, describieron durante la investigación que las relaciones sexuales se asemejaban a una "carnicería".

Hasta la acusación parece convencida de que Strauss-Kahn probablemente nunca pagó a una prostituta en esas fiestas organizadas por su círculo de amigos, del que formaban parte los empresarios David Roquet y Fabrice Paszkowski, y un alto oficial de policía, Jean-Christophe Lagarde.

Roquet, reconoció que estaba fascinado por Strauss-Kahn, a quien veía presidente de Francia y actuó de esa forma para ganarse la simpatía del político. El empresario también declaró ante el tribunal que en ningún momento DSK supo la profesión de las "chicas cultas y elegantes" que se le presentaban.

La exprostituta Mounia, que forma parte de las acusadoras, tuvo que reconocer que nunca habló "de dinero", "de tarifa, ni nada así" con él durante una velada en un exclusivo hotel de París. La mujer reiteró que había sido advertida de la identidad de su cliente por David Roquet, que la había reclutado para "ver si convenía" a DSK.

Mounia evocó ante los jueces una relación sexual "brutal, pero consentida" con DSK. Para ella, era evidente que "todos estaban al corriente", dijo, al referirse a "la relación forzada" que el exdirector del FMI le habría impuesto. "Su sonrisa me marcó del principio al fin. Parecía contento de lo que hacía", dijo la mujer. "Yo no estaba acostumbrada a esas prácticas", que definió como "contra-natura". Mounia reconoció que no las había rechazado explícitamente porque necesitaba el dinero: "Pero me sentí como un objeto. Como una cosa", dijo.

Otra prostituta declaró, por su parte, que durante las orgías lo conocía simplemente como Dominique. Solo lo identificó más tarde cuando lo vio por televisión: "Me resultó difícil reconocerlo porque estaba vestido", comentó.

Pero esos detalles macabros no son lo que interesa a los miembros del jurado. Estos deben decidir si Dominique Strauss-Kahn, llamado el "rey de la orgía" -que incluso puso a disposición un departamento en París para alojar a esas mujeres-, cometió o no un "acto positivo" de proxenetismo.

La llegada de Strauss-Kahn al tribunal, por la mañana, resultó perturbada por la acción de tres activistas del movimiento Femen con los pechos desnudos que se abalanzaron sobre su automóvil.

Las tres activistas llevaban en el torso y la espalda consignas pintadas contra la prostitución y el proxenetismo. Después de haber permanecido detenidas unas horas, fueron liberadas.

Via: oem.com.mx


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