Querido amigo: Se acabaron los Mundiales de Fútbol de Brasil y ahora vienen los de Moscú 2018. Menudo lío que se va a armar con eso de la censura soviética. Más que un juego de pelota va a ser un juego de despelote, porque las chicas de Femen ya se están preparando para tomar las gradas.
Uno de los argumentos que defiende este grupo feminista es el derecho de las mujeres a abortar libremente. Se manifiestan con el torso desnudo, y aunque de momento se levanten la camiseta para enseñar los pechos, están decididas a ir más directas al asunto y bajarse las bragas.
Me han contado que en los Juegos Olímpicos rusos de Sochi del pasado mes de febrero, alguien que iba a pecho descubierto lo detuvo la policía pensando que se trataba de una militante de Femen, pero al registrarlo en las dependencias policiales, resulta que se llamaba Nikolay. Lleva encarcelado más de cinco meses, y el pobre no sabe si lo han detenido por homosexual o por ser activista de Femen.
A mí, Gregorio, lo que más me llama la atención de todo esto es la confusión que se ha creado. Y es que antes, solo tenías que diferenciar entre hombres y mujeres, pero ahora tienes que distinguir entre heterosexuales, bisexuales, homosexuales, transexuales, drag-queens, gays, lesbianas...
La cuestión es que, como te despistes y le preguntes a alguien: "¿Cómo te llamas, guapa...?", puede que te conteste: "Manolo", con voz androfónica.
De un tiempo a esta parte las distintas opciones sexuales tienen nombres específicos que hasta hace poco no eran del conocimiento general. La primera vez que yo oí decir que una chica era lesbiana, pensé que se referían a que era muy ligera de peso...
Cuando a principio de los ochenta se pusieron de moda los juegos de azar, me fui con una amiga al Casino del Hotel Tamarindos a jugar a la ruleta, después de tener una cena bien regada de buen vino. Con la emoción y los efluvios etílicos, mi compañera acabó en poco tiempo con las pocas fichas que habíamos comprado y, no se le ocurrió otra cosa que hacerse con las fichas del vecino de mesa. "Perdón, señorita", le dijo el caballero discretamente, "Esas fichas son mías". "Ay!, lo siento", contesto mi amiga, "Pero es que soy ninfómana..."
La pobre había querido decir cleptómana, pero le salió aquello y, tras unas risas, todo quedó resuelto.
Habrás oído la que se ha liado a cuenta del vestuario de las jugadoras de balonmano playa. Las chicas denunciaban como sexista la obligación de jugar en bikini, y tenían mucha razón. Pero es que la federación internacional no se ha percatado de que las jugadoras españolas tienen todavía formas y curvas de mujer y que, para una muchachita bien dotada de domingueras y algunos kilos, no hay bikini que le pueda cubrir sus encantos.
En otros tiempos eran ellos los que saltaban al campo de fútbol en pelotas, pero ahora son ellas las que se despelotan.
Por lo menos, Gregorio, será más bonito lo que se vea. Así que, vete preparando las gafas de aumento para lo que venga, viejo verde.
Un abrazo y hasta el martes que viene.
Via: laprovincia.es
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