París.- Estudió en el Colegio Oxford, de los Legionarios de Cristo. Cursa derecho en el ITAM, e hizo su servicio social en la Suprema Corte de Justicia. Hoy, Gisela Pérez de Acha, protesta en Francia con los pechos al aire.
Su pasado, reconoce, le hace las cosas más difíciles, pero hoy entiende su desnudez como un acto político.
"Veo mi desnudez como algo político, no me da miedo encuerarme", aseguró en entrevista con REFORMA.
A sus 24 años, es la única mexicana de la agrupación feminista Femen, activistas que han llevado sus protestas con el torso desnudo a buena parte del mundo.
"Estudié en colegio de Legionarios, en el Oxford, un lugar donde ni siquiera la minifalda es aceptada. Para las francesas mostrar los senos es algo más natural. Pero para nosotros en México, no", señaló desde la oficina central de Femen en París.
La joven describe a su familia como católica y conservadora, pero aún así, la apoyan. Asegura que cuenta con el respaldo desde sus padres, hasta su tío Manuel Clouthier, casado con la hermana de su padre, con quien colaboró durante su precandidatura presidencial independiente en 2012.
"Mis padres me apoyan. No sabían lo de la foto que hicimos frente a la Embajada de México en París. Se las envíe, se sorprendieron pero me dijeron: estamos contigo, adelante. Con mi tío Manuel no he hablado pero sé que de alguna manera le llegó la foto y la retuiteó", recordó.
Pérez de Acha, actualmente estudiante de derecho internacional público en la universidad francesa de Nanterre, ya ha participado en tres acciones en París, entre las cuales destaca una fotografía del grupo frente a la Embajada de México, con la bandera nacional pintada sobre el pecho.
Ex colaboradora en México de la ONG Articulo 19, explica lo que la motivó para entrar a este grupo.
"Yo buscaba una manera diferente de protestar, ya estaba cansada de las formas tradicionales de protesta y cuando descubrí a Femen me gustó porque conjuga feminismo y libertad de expresión", explicó.
Formó parte del movimiento #YoSoy132, y en esa calidad participó en el primer capítulo del programa televisivo SinFiltro. Ahora estima que su militancia con Femen se inscribe en la estela de su activismo en México.
"Lo mío es la militancia, quiero luchar por los derechos humanos y dedicarme al periodismo activista. Femen realmente me ha abierto una nueva perspectiva en ese sentido pero también como mujer", señaló.
Gisela explica que en junio se presentó en el Lavoir Moderne Parisien, un antiguo teatro ubicado en el muy popular y multiétnico barrio de Montrouge, en el norte de la capital francesa, donde Femen tiene su cuartel general, y le manifestó su deseo de integrarse a Inna Shevchenko, la joven ucraniana líder del movimiento.
"Hablé con Inna y al día siguiente fuimos a dar una vuelta a la Biblioteca de Francia y hacer un shooting topless", relató.
"Así te enfrentas a ti misma inmediatamente, sabes si puedes o no. Yo lo hice sin pensar, es parte de mi proceso, ya no le doy tantas vueltas a las cosas, y de hecho es una liberación interna".
Reconoció que ha sido un largo proceso, pues estima que como mexicana de un medio social acomodado, es más difícil integrar esta manera de manifestarse.
Pérez de Acha aclara que sus actividades como militante y su familia son cosas distintas, y se niega a dar mayores precisiones salvo a destacar que su padre es abogado fiscalista.
"No entiendo de donde salen esos chismes de que es juez. Jamás ha trabajado en el Poder Judicial. Mi familia no tiene nada que ver con lo que yo hago, esto es cosa mía", puntualizó la activista.
Gisela acude cada sábado al Lavoir Moderne Parisien para el entrenamiento semanal, una larga e intensa sesión en la que se incluyen simulacros de acciones e intervenciones.
"Los entrenamientos son intensos pero es lo que nos hace fuertes. Estar con estas mujeres guerreras me hace fuerte. También me hace sentir muy bien con mi cuerpo", agregó.
Teme regreso a México
Gisela Pérez de Acha afirma que la acción que Femen realizó frente a la Embajada de México en Francia el 2 de octubre, en la que siete militantes posaron con la bandera nacional dibujada en el pecho, tuvo un fuerte impacto.
"La foto que nos hicimos frente a la Embajada tuvo mucho impacto mediático, y en las redes sociales fue un boom, recibimos reacciones, de todo tipo", dijo.
"Temo mi regreso a México, no sé qué reacciones puede haber. Primero por la foto que hicimos con la bandera pintada", añade, señalando que se puede considerar ultraje.
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