Se ha terminado la reunión anual del Foro Económico Mundial con los socios de la Eurozona. Ese evento en el que reúnen las personas que tienen poder sobre el dinero y sobre la política para ver qué tal llevamos la crisis y que ha llenado las páginas de los periódicos de noticias relacionadas.
Así nos hemos enterado de que seguimos en la crisis, de que las ayudas a los bancos tal vez deberían servir para alguna cosa más, de lo mucho que le preocupa a Angela Merkel el desempleo juvenil en España, o de que nuestro Presidente ha encontrado un momento para intercambiar impresiones con la dirigente alemana.
Si alguien nos preguntara por el papel del feminismo y de los derechos de las mujeres en Davos, inmediatamente recordaríamos la noticia de un grupo de activistas de FEMEN, que protagonizaron una protesta a las puertas del lugar donde se celebraban las reuniones del Foro, desnudas de cintura para arriba y con bengalas rojas. Aunque fueron disueltas más o menos en 15 minutos, -no hay quien aguante de esta guisa bajo cero mucho más-, han acaparado foto y espacio en muchos medios de comunicación. Si preguntamos a cualquiera por este episodio, seguramente nos responderá:
- Sí, estas chicas rusas que están recorriendo Europa desnudándose y gritando a los cuatro vientos que son libres. ¿Qué por qué protestaban en Davos?, pues espere, la verdad es que no leí la noticia, sólo me fijé en la foto.
Pues bien, aprovechando que en esta sección no hay foto de esta protesta, - ya me he encargado de pedir que no la pongan -, voy a detenerme unos momentos a intentar explicar las razones de la protesta de este grupo de activistas que, la verdad, cada vez me caen mejor.
La cosa es que se reclama a los responsables de las decisiones económicas que empiecen a tomar medidas dirigidas a que los efectos del crecimiento económico, se distribuyan de forma equitativa entre todas las personas que contribuyen a generar los ingentes beneficios que en se reparten las grandes corporaciones económicas, incluso en tiempos de crisis. Particularmente se refieren a las mujeres, que constituyen, probablemente, el batallón más numeroso de mano de obra barata en el mundo, junto con el trabajo infantil. En definitiva, una llamada de atención para las mujeres que desde países asiáticos trabajan para la industria textil, las maquilas latinoamericanas, la agricultura en áfrica o el sub-empleo en Europa. Diferentes formas de explotación y discriminación laboral con diferentes consecuencias según los países, pero un fenómeno global, mundial, que se puede medir con los indicadores que nos muestran los mayores índices de pobreza de las mujeres en todo el mundo. Prueba evidente de que alguien se queda con lo que no debería.
Probablemente tampoco habrá mucha gente que sepa que al otro lado de la puerta del Foro, Christine Lagarde, (esta foto sí la voy a pedir, que hay que contribuir a que se vea a las mujeres que participan en estos foros, que no hay muchas), casi de forma simultánea a la protesta, decía cosas como las siguientes:
- Es necesario poner en valor la participación de las mujeres tanto en el ámbito laboral como en los espacios políticos incluyendo los más altos niveles de responsabilidad.
- Los países que quieran seguir creciendo y prosperando deben encontrar la manera de considerar mejor a las mujeres tanto en el empleo como en la educación.
- Las empresas que no sean capaces de ver a las mujeres como un elemento de competitividad y sean capaces de dirigirse a ellas como una parte esencial del mercado, están perdiendo oportunidades de generación de beneficios.
- Es necesario preocuparse por la participación de las mujeres en los consejos de administración de las grandes empresas.
En definitiva una parte del mensaje de la Directora del FMI, fue dirigido a reclamar una mejor posición de las mujeres en las políticas económicas y de defensa de una economía que se preocupe por las personas. Por lo que el discurso de los derechos de las mujeres también ha estado dentro de las reuniones de Davos, aunque la prioridad informativa nos coloque de forma preferente otros mensajes y otras mujeres y hombres que nos cuentan otras cosas.
Bien por la señora Lagarde, bien por las activistas de FEMEN, aunque no puedo evitar pensar que si hubiera más mujeres de puertas adentro, tal vez no haría falta que se acatarraran las que se quedan fuera.
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