Ely del Valle: "Las Femen no pueden hacer de su capa un sayo, ni …

Las ensaladas de frutas no suelen ser el mejor plato para combatir el frío, pero en este 4 de febrero de 2014 de bajas temperaturas lo que nos encontramos en los espacios de opinión de la prensa de papel española es una auténtica macedonia. Hay quien escribe sobre el PP, sobre Los Morancos o sobre las Femen. Encontramos artículos divertidos y otros serios, un poco para todos los gustos en una jornada en la que encontramos buen material para comentar después de hacer sonar nuestra armónica de afilador.

Arrancamos en ABC, donde Hughes escribe sobre las declaraciones a favor del referéndum independentista por parte de los miembros de uno de los dúos humorísticos más conocidos de España. Titula No eran los morancos:

Los que el otro día defendieron en la TV3 el derecho a decidir no eran ellos, eran dos señores rubios, sevillanos, que estuvieron a puntito de arrancarse por el tertulianés de Antonio Burgos. Eran César y Jorge, Jorge y César, uno más de derechas, otro más de izquierdas, pero sin asomo del humor habitual de la pareja.

Concluye:

Lo más curioso es que en esa entrevista emitieron unas imágenes del mismo programa en las que aparecia Cao de Benós (nada menos) cantándole a la presentadora un himno norcoerano. No se sabe bien cómo, pero la TV3 consigue lo imposible: un ambiente que no es violento, pero que tampoco es neutro, en el que a un señor le resulta más cómodo defender a Kim Jong-Il que la legalidad vigente. Protejámonos de los serios. Larga vida a Omaíta.

El afilador de columnas no va a negar a miembros de Los Morancos el derecho a decir lo que consideren adecuado, incluyendo mostrarse partidarios del referéndum de Mas o Junqueras. Pueden hacerlo porque crean en lo que dicen, movidos por el miedo que parece causar TV3 o por el deseo de quedar bien y así intentar conseguir que vaya más público a su espectáculo. Pero la libertad es responsabilidad, así que ahora les toca apechugar con las consecuencias. Y entre estas está que les pongan a caldo o que muchas personas se cabreen con ellos.

Seguimos en el diario madrileño de Vocento, ahora con Hermann Tertsch. Dedica al PP un artículo titulado Todo moderación y tolerancia. Tras repasar el recorrido del PNV y del PSOE, añade:

Ahora es el PP el que se despoja de todo lo que molesta para actuar igual. La fascinación por esa moderación, ese relativismo indolente, es explicable. Cuando no se cree más que en la conveniencia propia con el mínimo esfuerzo y sacrificio, esta equidistancia ofrece mucha ventaja. Se puede cambiar siempre de aliado. Aunque sea fugazmente. Se evita el conflicto en minoría. Siempre con esa mayoría que huye todo conflicto, pero ansiosa del beneficio propio gratuito. Aplicado a la educación el resultado es una gran masa manipulable. Y un sector muy radical en las posturas primarias, en la exigencia sin responsabilidad, en la demagogia, en el victimismo social e histórico, en las ideologías redentoras, es decir en la izquierda y el nacionalismo. Su fundamental arma es la tolerancia. Si todo es tolerable, propiedad, libertad y dignidad quedan a merced de los tolerados, los peores. Es tan tolerable una asamblea de asesinos múltiples como destruir y amenazar en Gamonal, la sedición, el golpismo o agredir al anciano cardenal Rouco ante la catedral. Quemarla, también. Todo moderación, todo tolerancia, todo impunidad.

Algunos siempre hemos pensado que eso de que la virtud está en el justo medio es una absoluta estupidez y el mejor modo de ayudar a quienes cometen las mayores barbaridades. Llendo a casos extremos, el "justo medio" entre quien respeta la vida de todos los seres humanos y quien comete un genocidio en el que mueren 6 millones de personas es el asesinato de 3 millones de seres humanos. Una "moderación" de terribles consecuencias.

Cambiamos radicalmente de tema y pasamos a las Femen y su escrache a pecho descubierto y ropa interior voladora contra Rouco Varela. En La Razón son dos los columnistas, una mujer y un hombre, que escriben sobre este asunto. Empezamos con Ely del Valle, que titula Vergüenza ajena:

Las activistas de Femen, por mucho que les cueste entenderlo, no pueden hacer de su capa un sayo, ni de sus bragas un arma arrojadiza escudándose en una libertad cuyo auténtico significado, visto lo visto, desconocen. Su espectáculo ha sido tan repugnante como lo fueron en su día las agresiones a líderes políticos en algunas aulas universitarias, o como lo sería la imagen de un grupo de sacerdotes acosando a quienes defienden el aborto libre. Ni más ni menos.

Alfonso Ussía es el autor de A la mezquita, donde comenta que las Femen no montan sus protestas en ninguna de las 2.000 mezquitas existentes en España:

En una mezquita abarrotada de fieles seguidores de Mahoma no soportarían con la misma serenidad y mansedumbre que los católicos un ataque a su autoridad religiosa en las puertas de su templo. Saldrían todos a la calle a impedir la grosería y vengar la ignominia, lo cual situaría a las de las tetas en una contingencia de riesgo, posibilidad que estas chicas no desean experimentar.

Concluye:

Se dice que se trata de una posesión diabólica. No estoy en absoluto de acuerdo. Mefistófeles no pierde el tiempo con tontas. Intenta apoderarse de las almas inteligentes. ¿Para qué va a perder el tiempo con las de Femen? Todo responde al simplismo elemental del laicismo necio. El aborto es una excusa. Lo que ignoran estas chicas es que la sociedad desarrollada desde el humanismo cristiano es la que les permite agredir a un cardenal mostrando las tetas con el único riesgo de que se les enfríen los pezones. Ante las mezquitas, el riesgo cambia.

Al humilde lector de columnas le merecían un cierto respeto las Femen que se manifestaban en Ucrania contra un gobierno de usos más bien poco democrático --la fastidiaron cuando decidieron aserrar una cruz dedicada al recuerdo de los millones de ucranianos asesinados en el genocidio mediante la hambruna planificada puesto en marcha por Stalin-- o cuando lo hicieron en un Túnez en el que los islamistas cobraban cada vez más fuerza. Pero algunos de sus numeritos en España están simplemente fuera de lugar. Con independencia de que tengan razón o no en sus reivindicaciones, en eso no vamos a entrar ahora, no hay heroísmo alguno en el mal gusto y la ofensa gratuita de estas señoras cuando actúan en un país donde las leyes van a servir para protegerlas.

Tomamos el ahora el puente aéreo y en Barcelona nos asomamos al periódico del conde de Godó y Grande de España que comienza a recular en su apuesta por el independentismo catalán. En La Vanguardia nos encontramos con Fernando Ónega que titula El ajuste de cuentas, un artículo dedicado al llamamiento de Rajoy a Rubalcaba para que se callara. Concluye:

Mandar callar al adversario es muy efectivo y levanta mucho aplauso, pero suscita la reacción contraria a la ordenada y deja una duda inquietante para la pureza democrática: al Gobierno actual, ¿le cuesta aceptar las críticas? Si ordena silencio a la oposición, ¿deben sentirse aludidos todos los demás partidos, bastante más duros que el PSOE? ¿Deben sentirse atemorizados los medios de comunicación?

Algo nos dice que muchos medios, o periodistas, sí deberían sentirse atemorizados ante las presiones de todo tipo por parte del equipo del registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante. Hay, eso sí, al menos dos excepciones. Una de ellas es, por motivos obvios, La Razón. Marhuenda siempre está atento a los deseos de su líder y no ha de sentir miedo de defraudarle. La otra son los medios de PRISA, es de sobra conocido que desde el PP siempre miran por el bien de las empresas periodísticas del grupo de Juan Luis Cebrián.

Volvemos a Madrid. Sobre el mandar callar de Rajoy al apparátchik que creyó que siendo secretario general se convertiría en un líder socialista escribe también Lucía Méndez en El Mundo. Titula Extraña irritación:

La jugada de agitar a las huestes propias para unirlas contra las ajenas está en todos los manuales. Pero eso se puede hacer de muchas formas. Lo sorprendente fue el tono de irritación, casi de rabia, que utilizó el presidente del PP. Y precisamente contra Rubalcaba. Si, como dijo María Dolores de Cospedal, el PSOE es «la nada», no se entiende muy bien que Rajoy mandara callar a «la nada». Claro que a lo mejor la orden del presidente iba dirigida también a José María Aznar, Jaime Mayor Oreja, Santiago Abascal, Ortega Lara, Pedro J. Ramírez, Consuelo Ordóñez y a todos aquéllos que él piensa que son injustos y hasta miserables con su gestión política y económica.

Viendo como se las gasta Rajoy, es de temer que en realidad le hubiera encantado mandar callar a todos esos. Y a muchos más.


Antonio Lucas.

Seguimos en el periódico de Unidad Editorial, donde Antonio Lucas titula La tarde de Umbral un artículo dedicado a Pedrojota.

Claro que las empresas de comunicación llevan las cuentas tiritonas, pero a un director de dinamita lo tumba antes el rencor del poder que el balance. Y en el Gobierno leen algo más que el Marca.

No soy amigo del J., pero lo tengo por referente. Me soportó embates columniles con cintura. Con elegancia. Pensando él lo opuesto a lo que yo decía, pero dejándome pensar. Y eso no lo olvido. De los dos tira, además, el fervor por Larra. Lo cual es mucho. Fue un privilegio, comandante. Seguimos remando, Casimiro.

Lo cierto es que, responda a la realidad o no en el caso de Ramíerz, a este humilde lector de columnas le ha encantado eso de "a un director de dinamita lo tumba antes el rencor del poder que el balance". Pero no debemos olvidar en ningún caso, que con unas cuentas saneadas y buenos resultados económicos, ese mismo director es mucho más difícil de tumbar desde el poder.

Y retomamos ahora el tema de ese mandar callar ratonesco. Lo hacemos en las páginas de El País, con un Miguel Ángel Aguilar que no se atreve con un titulo original. Todo lo contrario: España, el PP o la nada

El Partido Popular o la nada, o sea, contarse entre los gozadores del reino de los Cielos o quedar echados fuera a las tinieblas exteriores, donde es el llanto y el crujir de dientes. Es la dialéctica maximalista de los monoteísmos -fuera de la Iglesia no hay salvación- y de los totalitarismos -mejor equivocarse con el Partido que acertar en contra suya-.


Miguel Ángel Aguilar.

Concluye:

Ahora el presidente del Gobierno exige silencio o panegírico al socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, eso sí, con el Marca por bandera. Hubiera podido exhibir ‘El Norte de Castilla', líder en la región; ‘La Vanguardia', por catalán; ‘El Mundo', para saber del relevo de Jota Pedro; ‘The Financial Times', atento a Escocia; o ‘The New York Times', interesado en la tensión árabe-israelí. ¿Pero qué mejor dieta mediática que la de la prensa deportiva en papel?

Ya ve, estimado lector, para qué le sirve al PP marianista (aunque en esto se parece al de Aznar) su obsesión con mimar a PRISA. Absolutamente de nada.

Y como postre, un magnífico artículo de Fernando Savater titulado Carta a Joseba. Se trata de una misiva abierta dirigida a Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA el 8 de febrero de 2003.

Resultó que tenían razón los que eran tachados de intransigentes, de crispadores, en fin los que (si hubiera existido entonces esa facción americana) habrían sido calificados como el Tea Party. Quienes se oponían a toda medida verdaderamente enérgica dentro de la legalidad en nombre de dudosas transacciones quedaron por la fuerza de los hechos como lo que eran: cómplices disimulados o tontos útiles.

No por ello han cesado en sus reconvenciones a los demás, convertidos ahora en heraldos entusiastas de una victoria sobre ETA que creían imposible y que obstaculizaron cuanto pudieron. En este "tiempo nuevo" sin violencia cualquier exigencia seria ante los compromisarios políticos de ETA es también vista como concesión desmandada a la extrema derecha: antes la firmeza era de derechas por contraproducente, ahora es de extrema derecha por ser ya innecesaria.

Y concluye:

Frente a esta dejación solo se invoca el respeto a las víctimas, como si hubiera que tener carnet de víctima para deplorar que quienes practicaron o dieron cobertura al terrorismo sean los usufructuarios de su cese. Las víctimas reclaman como es de justicia el castigo del daño cometido, pero todos los ciudadanos debemos implicarnos en impedir el daño presente y futuro que acarrea aceptar la exculpación de ETA y la culpabilización del Estado y de quienes colaboraron con él contra la banda.

Mira, Joseba, no me hago muchas ilusiones de que sobre este tema haya en los medios algo más que invectivas partidistas. En la España actual no faltan quienes toman el salvajismo urbano por acción política, pero sobre todo abundan los que confunden la maledicencia con el pensamiento crítico. De ahí el éxito de ciertos programas de radio o televisión y de algunos humoristas convertidos en informadores: los chismes y cuchufletas divierten, pero las ideas dan dolor de cabeza. A los más ilustrados y progres no les saques de su columna semanal contra el Gobierno, salvo para decir que hay separatistas por culpa de la intransigencia de quienes no lo son. ¿Sigo? Recientemente han muerto en Madrid Félix Grande, Carlos París y Luis Aragonés, o sea un poeta, un filósofo y un futbolista. ¿Hace falta que te diga qué fallecimiento abrió los telediarios y en qué tanatorio se agolparon las criaturas ministeriales y demás fuerzas vivas? Así estamos, es el país. Pero a pesar de todo, compañero, ten por seguro que algunos seguiremos recordando quién te asesinó y también por qué y para qué.

Este afilador de columnas tan sólo puede limitarse a leer el artículo completo de Savater. Nuestro compañero Roberto Marbán (@robermarban) siempre destaca que el filósofo es uno de su autores preferidos, con lo que demuestra que es un hombre inteligente.

 

 

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