Las Pussy Riot luchan contra el Estado religioso

Moscú, Rusia.- La suya es una lucha contra la controvertida relación entre la Iglesia ortodoxa rusa y el Kremlin: las integrantes de la banda de punk rusa femenina Pussy Riot no sólo podrían ser condenadas a prisión por su protesta contra el presidente ruso, Vladimir Putin, sino también por sus críticas al patriarca Kirill.

Nadie había acusado con tanta dureza a la Iglesia ortodoxa rusa de "falsedad" e "hipocresía" política como ellas. La sentencia contra las tres mujeres, que se conocerá este viernes, por su "rezo punk" en la catedral del Cristo Redentor de Moscú contra Putin y contra Kirill podría ser no sólo un ajuste de cuentas políticos, sino también de la Iglesia con sus críticos.

Las tres mujeres podrían ser condenadas a prisión por acusaciones de vandalismo por odio religioso. Pero no son las únicas que denuncian la "profana alianza" de la Iglesia y el Estado en Rusia.

Hace tiempo que se les acusa de negocios corruptos. "El patriarca cree en Putin. El patriarca cree en Putin. Mejor sería que él, perro, creyera en Dios", decían las Pussy Riot en su canción "Madre de Dios, ¡expulsa a Putin!", la prueba principal en torno a la que se ha organizado el controvertido proceso.

Y es que hasta ahora han sido sobre todo las mujeres las que advirtieron públicamente de un aumento de la influencia de la Iglesia en la vida cotidiana y de un "Estado eclesiástico ortodoxo" en Rusia.

"Dios, ¡expulsa al zar!", se leía en los carteles de una acción de un grupo de activistas semidesnudas de la organización ucraniana Femen, realizada ante la catedral del Cristo Redentor en Moscú en diciembre pasado. Las mujeres llevaban una cruz sobre el pecho desnudo.

Después siguieron las Pussy Riot con su protesta en la que gritaron abiertamente el nombre de Putin y del patriarca en la misma iglesia. Y por último, en julio, una mujer de la organización Femen irrumpió durante la visita del patriarca a Ucrania con las palabras "Muerte a Kirill" escritas sobre su espalda desnuda. Por ello estuvo 15 días bajo arresto domiciliario.

Kirill, que a partir del jueves se encuentra de visita en Polonia en el marco de su acercamiento con los católicos, y su iglesia en Rusia son acusados cada vez más de hipocresía y de ser "falsos apóstoles de la moral".

Los medios publicaban hoy el caso de un sacerdote que realizaba misas especiales para ricos famosos y que conduciendo en Moscú con un deportivo provocó una colisión en cadena, al parecer borracho.

A la Iglesia se la vincula desde hace tiempo con el lujo. Especialmente vergonzoso para Kirill fue recientemente un escándalo de censura en torno a su reloj de pulsera occidental. Para una foto oficial, sus colaboradores retocaron la imagen borrando la cara pieza de la muñeca del patriarca. Sin embargo, el engaño salió a la luz porque en la foto se veía aún la imagen del reloj reflejada en la superficie del escritorio de Kirill.

Al patriarca de 65 años se le atribuyen estrechas conexiones con el Kremlin, y también con Putin. La Iglesia tiene que agradecer mucho a Putin, como la devolución de las propiedades que le fueron expropiadas durante el régimen comunista tras la revolución de octubre de 1917. También por la represión religiosa en los tiempos soviéticos, la Iglesia recibe a menudo toda crítica como un nuevo ataque total a la religión.

Pero también Putin debe parte de su poder a la Iglesia. En el proceso a las Pussy Riot, la acusada Nadeshda Tolokonnikova, de 22 años, criticó que Kirill participara activamente en la campaña en las presidenciales del 4 de marzo pidiendo el voto para Putin. Ese fue precisamente un motivo de su protesta.

Pero hay otro por el que desde hace días la Iglesia no deja de provocar titulares. Se trata de una demanda de los defensores de los derechos de los consumidores, que denuncian actividades comercio ilegal en la catedral del Cristo Redentor. Entre los negocios que se ofrecerían se encuentra un servicio de fiestas, una limpieza química e incluso lavado de coches.

Sin embargo, el tribunal que lleva el caso de las Pussy Riot no ve ahí violación alguna por parte de la Iglesia. La catedral no ofrece productos con el precio marcado, sino sólo objetos con una propuesta de donativo, dice la sentencia. Y ya que prácticamente sólo se intercambian cosas y no se vende nada, no pueden violarse los derechos de los consumidores, añade el tribunal.

La sociedad para la protección de los derechos de los consumidores OZPP, en Moscú, lo consideró cínicamente una "decisión memorable" por la que la Iglesia y el tribunal merecen el premio Nobel de Economía.

Via: vanguardia.com.mx


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