En numerosas ocasiones mis compañeras de Red Musulmanasme han explicado con amargura de qué manera su voz es silenciada tanto por los feminismos hegemónicos, que desacreditan su visión feminista en tanto que atravesada por la fe, como por los sectores ortodoxos del islam, que las consideran demasiado revolucionarias.
Estos últimos días he podido vivir en primera persona su situación y darme cuenta de que el problema es aún más grave e incluye el machismo más rancio, la islamofobia y el odio intercultural.
El viernes 22 de marzo vimos circular por la redes una noticia espeluznante de una fatua condenatoria sobre una miembro tunecina del grupo feminista Femen: “Amina será flagelada y lapidada hasta morir por aparecer en topless” .
En seguida nos saltaron todas las alarmas: ¿cómo puede morir lapidada si en Túnez no existe tal pena?
Nos pusimos manos a la obra para tratar de entender la situación y en apenas dos clicks descubrimos lo que los periódicos sensacionalistas no habían tenido intención alguna de descubrir: la fatua no era tal fatua sino las declaraciones misóginas de un radical mediatizado. Que en Tunez, dicho sea de paso, ni siendo fatua hubiesen tenido valor legal alguno. (Podéis leer el manifiesto completo aquí)
Mi cuerpo es mío… y de Femen
Desde Facebook, Femen reaccionaba así a nuestro manifiesto:
“Segurament moltes de nosaltres hem llegit sobre el cas d’Amina, la jove de Tunísia condemnada a mort per publicar una foto en la que hi apareixia amb els pits a la vista i amb la frase ‘el meu cos és meu i de ningú més’ escrita al seu tors.
Doncs bé, malgrat la poca informació que teniem del seu cas, vam decidir unir-nos a ella repetint la seva acció. Avui llegim que en realitat aquesta condemna no és oficial i que la pena de mort a Tunísia va ser abolida al 2011, encara que és possible que l’Amina sigui condemnada a una pena de presó.
Ens alegrem de que la noticia no sigui certa en tota la seva totalitat, però igualment, com l’Amina tantes i tantes dones patim la repressió del patriarcat. Per això, perquè reivindiquem el nostre dret a ser propietàries del nostre cos, recolzem l’iniciativa de Femen animant a que totes vosaltres us uniu també!”1
Por un lado, Femen afirma apoyar total y radicalmente el feminismo. Pero por otro tiene ante sí el manifiesto de un grupo feminista (Red Musulmanas) y pasa por encima como si fuese una mera nota a pie de página. Como si fuese la palabra de alguien que no merece ser escuchado. Esto forma parte de lo que se ha denunciado en numerosas ocasiones como la mirada colonial de los feminismos hegemónicos (“blanco, burgués, eurocéntrico e institucional”, en palabras de la feminista musulmana Natalia Andújar) que se creen en disposición de decidir qué acción feminista es digna de considerarse como tal, qué formas de feminismo tienen derecho a existir y qué propuestas de futuro en femenino son legítimas y cuáles no. El manifiesto de Red Musulmanas se posiciona claramente desde el primer párrafo:
“Desde Red Musulmanas queremos manifestar ante todo nuestro entero apoyo a la joven y a todas las formas de protesta pacíficas contra el patriarcado, una lucha en la que nos inscribimos por completo. Las mujeres debemos recuperar la propiedad de nuestro cuerpo ya sea para mostrarlo o para cubrirlo en un ejercicio irrenunciable de recuperación de nuestra matria potestad”.
Sin embargo, Femen no lo recoge, no se solidariza, no apoya a Red Musulmanas ni se hace eco. No le interesa que un grupo de feministas musulmanas reivindiquen la matria potestad de sus cuerpos. Retomemos esta frase: ¿a Femen no le interesa que un grupo de feministas musulmanas reivindiquen la matria potestad de sus cuerpos?
Como afirma Vanessa Rivera: “La gran mayoría de las personas no nos escuchan. Se pone información a su disposición pero insisten en negarla como mentira y propaganda. Sólo les sirve la información que alimenta sus estereotipos. Se repitió mucho que las musulmanas hacíamos propaganda y limpieza de imagen del Islam en Facebook. Esto a pesar que no somos dueñas de CNN, Fox News, Televisa, ni controlamos el Facebook o el twitter”. (Leer el artículo completo aquí)
Mi ombligo y yo como modelo del mundo
Hay una contradicción terrible en el apoyo incondicional a Amina y el “ninguneamiento” del manifiesto de Red Musulmanas pero, tranquilas, esa contracción tiene un nombre: colonialismo epistemológico.
“El concepto de poscolonialismo que retomamos de estas propuestas teóricas se refiere no al momento político e histórico desde donde escriben algunos de los autores que integran esta corriente intelectual, sino a su propuesta epistemológica de descolonizar el conocimiento y develar la manera en que las representaciones textuales de aquellos sujetos sociales –construidos como “los otros” en distintos contextos geográficos e históricos — se convierten en una forma de colonialismo discursivo que no sólo da cuenta de una realidad sino que la construye. Podríamos decir entonces que el adjetivo de poscoloniales se refiere a una aspiración descolonizadora del conocimiento producido desde el Sur, más que a los procesos de descolonización política que se dieron en Africa y Asia, de donde son originarios algunos de los principales representantes de esta corriente”1.
Lo que tenemos en cuenta es el gesto de Amina porque es un gesto reconocible. Enseñar los pechos lo entendemos. Es un gesto de liberación y ni siquiera nos ponemos a pensar que es un gesto plenamente cultural que no tendría connotación alguna, por ejemplo, entre las mujeres himba de Namibia. No es un gesto universal, no es la única manera ni es el único código. Ni siquiera, pero eso ya es una opinión personal, me parece el gesto más interesante: mi cuerpo es mío, sí, pero estoy hasta el coño (sí) de que la batalla se reduzca a mi cuerpo, cuando mi mente, nuestras mentes, están mucho más colonizadas aún que nuestros pechos o nuestras altamente colonizadas caderas.
Leer el Corán con mirada de género nos parece rarísimo y, directamente, lo rechazamos. Ni se nos ocurre pensar que no tenemos ni idea de qué significa leer el Corán con mirada de género. Que a menudo no tenemos ni idea de nada que tenga un mínimo significado en el islam, más allá de los actos de los radicales islamistas. Pero nos da igual. ¿Para qué perder el tiempo tratando de entender cuando podemos montar una guerra cibernética desde nuestras confortables casas, sintiendo que estamos salvando el mundo en cada click y sin poner ni uno de nuestros valiosos pezones en riesgo alguno?
Pues os voy a dar un buen motivo: porque si realmente nos importa Amina deberíamos empoderar mucho más a las mujeres y mucho menos al misógino radical.
Cria cuervos…
Suena fatal, lo sé, pero el ulema y Femen están trabajando en este caso en la misma dirección. Uno propone matar a la chica, a la cabeza de turca, las otras silencian las voces que podrían lograr el cambio, las voces que están trabajando para que Amina pueda enseñar lo que le dé la gana. ¿No están imponiendo ambas su propia visión sobre lo que debe ser una mujer? ¿No están ambos ejerciendo violencia patriarcal?
(Dejadme aquí que haga otro inciso: el ulema pide sangre y Femen están actuando bajo una preocupación legítima por la seguridad de la chica. Vale: no pongo en duda la buena voluntad de Femen, pero el infierno está lleno de buenas voluntariosas. Ante la gravedad de una amenaza de muerte no se lanza una campaña internacional sin ton ni son. “A pesar de la poca información que tenemos del caso” dicen, y se quedan tan a gusto. En estos ciber-tiempos, querer es poder. Basta con poner “feminismo tunecino” en google para encontrar direcciones de mujeres que conocen el terreno y podrían haber aconsejado sobre la mejor manera de gestionar el asunto para salvaguardar, precisamente, la seguridad de Amina. Pero ¿vamos nosotras a rebajarnos a pedir opinión a las feministas subalternas? También entidades como Amnistia Internacional o Human Rights Watch podrían haber aconsejado de qué manera actuar. Pero tal vez nos interesemos más nosotras mismas y nuestras propias ilusiones de guerrilla libertadora que la propia seguridad de Amina. En México, el ex diputado Fernández Noroña convocó una manifestación sin tan siquiera consultar con la embajada de Túnez sobre la veracidad de las informaciones, manifestación que desconvocó al recibir el comunicado de Red Musulmanas. Hemos de decir que nuestras palabras tampoco las ha contrastado ni se ha puesto en contacto con nosotras.)
Quién ha salido ganando con todo esto es el ulema, sin duda alguna. Imaginemos por un instante que cualquier cosa que dijésemos tuviese repercusión internacional y fuese interpretado por la prensa como una sentencia legal. Es el sueño de toda bloguera, ¡ser influyente a nivel internacional! Lo que hizo fue un comentario misógino y violento en un medio local y quién le ha dado categoría de fatua es la prensa internacional y las campañas virales. Eso se llama empoderar. Estamos empoderando a un radical misógino ¿estamos locas o qué?
No, no lo estamos. Porque esto también tiene nombre: se llama islamofobia.
#islamwontwin
Este es uno de los fantásticos hashtag que los y las feministas del pajarito montaron en un plis plas. Islam wont win: el islam no ganará. Para explicar lo que contiene esta frase, desde luego, hacen falta mucho más que 140 caracteres. El islam contra Amina es un falso debate, además, muy peligroso. Amina, empecemos por ahí, posiblemente es musulmana. No necesariamente, pero a poca gente se le ha ocurrido pensar que así sea. Eliminamos de un plumazo la posibilidad de ser musulmana y feminista, son dos palabras que no nos encajan juntas. Bien. Pero hay otra cosa casi más grave: decidimos de otro plumazo, de un click, qué es el islam. Y, atención, decidimos que quien sabe realmente qué es el islam es el ulema de las narices. Cuando decimos “el islam no ganará” nos estamos refiriendo a él, al radical, al islamismo. Nosotras mismas estamos dando representatividad a los radicales, dándoles una autoridad que ni tienen ni deberían tener. Nadie ha dicho que el comunicado de Red Musulmanas sea una fatua, nadie le ha dado semejante autoridad. Puestas a inventar, podríamos inventar a nuestro favor, al menos. ¿En base a qué estamos decidiendo qué es y qué no es el islam? ¿Con qué derecho? Y, sobre todo, ¿con qué intención? ¿hay alguna estrategia de futuro ahí detrás o simplemente estamos escupiendo al cielo?
Así perdemos todas y todos
Con este juego estúpido perdemos todas. Pierde Amina, sin duda, cuya foto era una entre miles y de repente se ha convertido en el centro de una campaña antimusulmana y antitunecina .
Perdemos las mujeres en concreto y los y las feministas en general, pues una vez más la voz de un hombre cualquiera vale mucho más que los gritos de todas nosotras juntas.
Y pierden, por supuesto, las feministas musulmanas, a las que dedico este artículo. He pasado todo el fin de semana viviendo en directo la lucha de Natalia Andújar, Laure Quiroga, Nur-as-Sufiya o Vanessa Rivera atrapadas entre los fuegos cruzados de esa extraña pareja que hacen el patriarcado y la islamofobia. Ellas, mujeres, han tenido que soportar las iras de mucha gente subida al carro del feminismo para dar rienda suelta a sus odios culturales y su violencia, sí, misógina:
“Ramon Salcedo commented on Comunicado de Red Musulmanas: Pechos y fatuas
Se ve que eres de la cuerda del fanático de los latigazos y la lapidación y quereis aplicar en Tunez lo de ….. “a la mujer en la casa….y con la pata quebrada”, gracias a personajes como tu… así os luce el pelo nazi que llevais en vuestros genes que os creeis por encima del bien y del mal, pero sólo sois pura escoria”
O esta:
“Musulmanconorgullo dijo:
usted no es musulmana es una comunista convertida es asi
y en tal caso de ke lo sea sale de lo ke es el islam al defender a una puta”
Éste es el verdadero campo de batalla, y os pondría miles de ejemplos sucedidos durante este fin de semana. Ellas son las voces que realmente molestan y que irritan a ambos sectores que se creen opuestos. En el caso de Amina se han dado la mano la misoginia más repugnante con la islamofobia más incendiaria, el machismo generalizado, la xenofobia y el racismo. Lo mejor de cada casa, vamos. Por eso el manifiesto de Red Musulmanas y todas las personas que se han hecho eco de él representan la única opción de futuro posible. O nos hundimos en un pozo de odio irracional o buscamos las zonas de entendimiento, que son muchísimas si queremos verlas. O dejamos que los extremos se junten o nos juntamos todas las demás para trabajar mano a mano. “Ladran, luego cabalgamos” dice la sabiduría popular. Chicas, nunca me he sentido tan orgullosa de formar parte de esto como en los últimos días. Gracias por la lección que estáis dando y por manteneros firmes en la incómoda periferia.
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1: “Seguramente muchas de nosotras hemos leído sobre el caso de Amina, la joven de Túnez condenada a muerte para publicar una foto en la que aparecía con los pechos a la vista y con la frase ‘mi cuerpo es mío y de nadie más’ escrita a su torso.
Pues bien, a pesar de la poca información que teníamos de su caso, decidimos unirnos a ella repitiendo su acción. Hoy leemos que en realidad esta condena no es oficial y que la pena de muerto en Túnez fue abolida al 2011, aunque es posible que la Amina sea condenada a una pena de prisión.
Nos alegramos de que la noticía no sea cierta en toda su totalidad, pero igualmente, como la Amina tantas y tantas mujeres sufrimos la represión del patriarcado. Por eso, porque reivindicamos nuestro derecho a ser propietarias de nuestro cuerpo, apoyamos la iniciativa de Estercolan animando a que todas vosotros os unís también!”
2: Rosalva Aída Hernández Castillo y Liliana Suárez Navaz: Descolonizando el Feminismo:Teorías y Prácticas desde los Márgenes
Fuente: http://perderelnorte.com/al-islam/la-falsa-fatua-de-amina/patriarcado-e-islamofobia-contra-amina/
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Via: kaosenlared.net
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