El sábado por la mañana leyendo el periódico encontré un artÃculo sobre pechos que me hizo reflexionar…
Pensaba encontrarme con opiniones sobre la celebración del Pilar o comentarios sobre los gastos que habÃa generado, a este nuestro Estado, la celebración del dÃa de la Fiesta Nacional, pero no, la opinión se basaba en hablar de tetas desde el más absoluto patriarcalismo. No deberÃa extrañarme porque en este paÃs cualquier excusa sirve para cosificar el cuerpo de las mujeres, aun cuando nuestro cuerpo esté cargado de intencionalidad y reivindicación polÃtica.
La semana pasada, cuando escuché la noticia sobre la aparición de FEMEN en nuestro congreso, el cual a veces se nos olvida que también es nuestro, de la ciudadanÃa; reconozco que una sonrisa se puso en mi rostro y me puse contenta. Me puse contenta porque tuvieron que oÃrnos a las mujeres, esas señorÃas que legislan sobre nuestros derechos, los cuales cada vez se van recortando más y más.Solo puedo decirles gracias a estas mujeres por obligarles a escucharlo y por dejarles sin palabras aunque fuera por un momento. Gracias por esos pechos que por primera vez sirven para defender algo nuestro y no para ser mirados.
Cuando este sábado leà el artÃculo sobre pechos, mi rostro no exalto una sonrisa, solo pude pensar en qué siglo vivimos cuando seguimos leyendo artÃculos que mantienen la creencia de que la tarea universal de las mujeres es la lactancia o que la familia heteronormativa es el pilar para la reproducción de la especie. Un artÃculo que hace descripciones de pechos del tipo: “firmes y turgentesâ€�, “pechos hermososâ€�, “domingas sin siliconar,… enhiestasâ€�, “cervatillos mellizosâ€�, comentarios que desde la óptica de la adjetivación me recordaron a una pelÃcula de Alfredo Landa de los años 70.
Pero dejando a un a lado la percepción sobre pechos, la cual no deberÃa ser objeto de interpretación en reivindicaciones tan serias como son los derechos de las mujeres, aunque, es curioso como nuestro cuerpo se censura o no, dependiendo del significado que le demos a su visibilidad y no respecto a su visibilidad misma, lo cierto, dejando a un lado esto, es que me preocupa más la tendencia de ridiculizar que tienen últimamente algunas personas al movimiento feminista o a algunas mujeres del feminismo.
Hablar de que las primeras feministas eran feas o cuestionar el paso por la Universidad de Lara Alcázar, portavoz de FEMEN en España, no es más que una señal de la falta de respeto hacia las reivindicaciones feministas y de la desigualdad de trato que sufrimos las mujeres. El artÃculo podrÃa haber entrado, como en su titulo nos da a entender, si las formas eran las apropiadas para dicha reivindicación o si el lugar era el correcto, y nosotras las, personas hombres y mujeres, feministas habrÃamos reconocido que el poder mediático que han tenido esas tres mujeres por su acto en el congreso ha superado con creces el que tuvimos las personas feministas que nos concentramos por todo el paÃs, y en Salamanca concretamente en la Plaza Mayor, el 28 de septiembre , reivindicando un aborto seguro, legal y gratuito.
Pero sin duda lo que más me preocupa de este artÃculo es la afirmación de necedad ante la reivindicación que hacen las FEMEN: “El aborto es sagradoâ€�, efectivamente. El aborto es un derecho sagrado (en el sentido laico) para las mujeres, tan sagrado como lo es el propio cuerpo para cada una de nosotras. El aborto es fundamental, central en nuestra consideración de ciudadanas y de seres humanos libres. Señores, señoras, señorÃas nosotras las mujeres no queremos abortar, estamos cansadas de decirlo, defendemos la vida y queremos que sea un valor en nuestra sociedad. Aun asÃ, debemos ser conscientes de que es imposible imaginar una sociedad sin aborto porque, sea la que sea la información de que se disponga o los medios anticonceptivos, siempre habrá un fallo, un olvido, un cambio en las circunstancias vitales. Hoy sabemos gracias a la antropologÃa que el aborto es un fenómeno universal que se ha practicado en todas las épocas históricas .Mientras que esto no sea un derecho seguirá siendo un privilegio de unas pocas, las que puedan pagarlo.
Lo que deberÃamos es apostar por aumentar la educación sexual para decidir, los anticonceptivos para no abortar y un aborto seguro, legal y gratuito para no morir.
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