Uno de los carteles diseñados por el sindicato CNT para la pasada huelga general del 29 de marzo mostraba, en llamativo primer plano, la imagen de una atractiva joven que, puño en alto, se erguía sobre un grupo de anónimos manifestantes. A primera vista, parecía significar una refrescante novedad en la habitual imaginería de los sindicatos españoles, caracterizada por la influencia de la propaganda soviética y los símbolos recurrentes de la lucha obrera: el proletariado como protagonista, los tonos rojizos y negros y la representación heroica de un trabajador, por lo general, varón.
A finales de 2010, la imagen de otra joven anónima recogida por Associated Press durante las manifestaciones estudiantiles parisinas circuló por medio mundo gracias a la fotogenia de la protestante, que conjugaba su belleza juvenil, desenfadada y radiante con una actitud revolucionaria, boca abierta en gesto vociferante y, cómo no, puño en alto. Una cosa es indudable: la revolución, hoy por hoy, tiene el aspecto de esta joven.
Se trata de una llamada de atención dirigida a un público que no es fielSe trata da una representación iconográfica que pertenece a una tradición mucho más larga de lo que podríamos pensar: de La Libertad guiando al pueblo de Eugène Delacroix a Jane Fonda posando, brazo en alto, para la fotografía de su ficha policial tras ser detenida en el aeropuerto de Cleveland, la mujer (bella) se ha encontrado frecuentemente en el centro de las representaciones de la lucha social.
Estrategias de otros ámbitos
Esta representación de la feminidad se encuentra asociada a ciertos valores considerados positivos por la mayor parte del público potencial de estas campañas, como son la juventud, el compromiso o un tipo de belleza que se escapa del canon habitual. Raquel Rodríguez, profesora de periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos, considera este recurso ”una llamada de atención destinada a un público nuevo. Los convencidos no necesitan de este tipo de reclamo, así que por lo general, estas representaciones intentan convencer a un perfil completamente diferente”. Y señala que, aunque las imágenes cambien, el programa ideológico no se altera significativamente.
Se trata, desde luego, de un recurso publicitario. Como señala Francisco Roldán Castro, presidente de la Asociación Española de Consultores Políticos, “las referencias sexuales siempre van a tener repercusión”. Ambos coinciden en que la utilización de la mujer como reclamo es algo habitual en la publicidad contemporánea, pero que la novedad se encuentra al ser empleada en ámbitos políticos, generalmente más orientados hacia el discurso.
Combate en el Este
La expresión más radical de esta tendencia es la que compete a las Femen, un grupo de jóvenes activistas ucranianas que han saltado a las primeras páginas de los medios por desnudarse sin remilgos en distintas manifestaciones en su país, lo que ha provocado que muchas de ellas den con sus huesos en la cárcel. Sus reivindicaciones tienen que ver con el papel de la mujer en la sociedad. Por ejemplo, su acción programada para el próximo junio tiene como objetivo impedir que Ucrania legalice la prostitución, pues creen que sería abrir la puerta al turismo sexual.
Para Francisco Roldán “se trata de una buena iniciativa que ha conseguido una importante atención internacional, algo importante en un país como Ucrania, que necesita hacer saber su situación fuera de sus fronteras”. Y prosigue señalando que la desnudez de las manifestantes ucranianas tiene un matiz especial que las diferenciaría de la frivolidad de otras acciones semejantes.
Si la mujer puede servir para vender coches, ¿por qué no para apoyar un proyecto social o político? “Es una forma de decir 'estas son nuestras armas'. En un país como Ucrania, altamente militarizado, es un recurso para protestar ante la indefensión que provoca tal situación. No es lo mismo que podría ocurrir en países más democráticos como España, donde la actuación de la policía está legitimada por nuestro voto”. Se uniría así a formas de protesta tan en principio lejanas como la resistencia pacífica de Mahatma Gandhi en la India.
Visibilidad, ¿a qué precio?
La desnudez, dice la cabecilla de las Femen, Anna Hutsol (nacida en 1984), fomenta la difusión del mensaje. Ante la pregunta de si posaría desnuda para Playboy, afirma que lo haría sin dudarlo: “Es positivo cuando una mujer que protesta se convierte en un icono sexual. Queremos llegar a todos los públicos posibles”. Y recuerda que si la mujer puede ser utilizada para vender coches, por qué no puede servir para hacer lo propio con proyectos sociales y políticos.
El problema que señala Francisco Roldán es que puede dar lugar a la banalización del mensaje: “Se ha logrado difundir el mensaje, pero no sé si de la forma que se quería”, y recuerda que la utilización repetida del recurso provoca su pérdida de efectividad. Raquel Rodríguez añade que “la pregunta es qué imagen de marca se quiere ofrecer, y si esta puede dar una idea equivocada”.
En el propio país exsoviético algunas voces feministas se han alzado en contra de las Femen, como es la de Tanya Bureychak, de la universidad de Lviv, que manifestó que “vulgarizaba y comercializaba la desnudez femenina”. De hecho, las reivindicaciones del feminismo tradicional son rechazadas por estas revolucionarias. Una de las ideólogas del movimiento, Oksana Shachko, señalaba recientemente que “intentamos mantenernos lejos de la palabra ‘feminismo’. Somos chicas guays, atractivas y guapas que quieren conseguir atención para solucionar problemas”.
La cuestión española
Aunque apareciese entre el posible itinerario de la gira europea de las ucranianas el pasado otoño, en España aún no se han notado las consecuencias del seísmo Femen, a diferencia de lo ocurrido en otros países como Francia o Italia donde sí han aparecido en manifestaciones contra Dominic Strauss-Kahn o en una protesta contra el antiguo Primer Ministro italiano Silvio Berlusconi.
Una chica joven resulta atractiva para el hombre y las mujeres pueden simpatizar con ellaDe hecho, durante la estancia del grupo en Roma, las revolucionarias se reunieron con otra mujer que ha hecho del nudismo su señal de identidad: Anna Ilona Staller, es decir, Cicciolina, la célebre actriz porno que fue parlamentaria por el Partido Radical Italiano a finales de los años ochenta.
Atractivo y simpatía
Francisco Roldán recuerda que “España mantiene una actitud especial en lo referente a la utilización de la mujer en política. Lo de Cicciolina habría sido imposible aquí, ya no digamos lo de la candidata belga que ofrecía sexo a cambio de votos. Recuerdo, ahora mismo, la primera campaña de Ciutadans en la que su candidato Albert Rivera posó desnudo”.
Raquel Rodríguez concluye que “no se trata de algo nuevo: en el mundo clásico ya podemos ver bustos de gobernantes con el pecho descubierto. Creo que se trata más bien de una cuestión de modas”. Coincide con Francisco Roldán Castro, que apunta que “no hay más que ver los carteles de la Unión Soviética, en los que las mujeres aparecían frecuentemente. La mujer, aparte de mujer, era también madre, trabajadora, esposa, camarada… Si se trata de una chica joven, resulta atractiva para el hombre, y las mujeres pueden simpatizar con esa figura”.
Via: elconfidencial.com
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