Resulta algo curiosa la definición del fascismo que abraza Femen en general y su líder en particular. Así: ¿alguna mención a los partidos neonazis fascistas antisemitas Sbovoda, Una-Unso y Sector Derecho, que tomaron ilegítimamente el poder en Ucrania tras la falsa denominada "Revolución Azul" en el Euromaidan ucraniano?
Suele resaltarse la marcada tendencia que tenemos a ver antes "la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio". Pues bien, esto podría ser aplicable al cada vez más controvertido, difuso y opaco movimiento autoproclamado feminista de origen ucraniano Femen.
Durante meses he estado analizando aspectos de este movimiento, desde diversas ópticas y me he encontrado frente a un complejo puzzle de piezas que no encajan.
El pasado martes día 22 de abril, más de una veintena de activistas de Femen se manifestaban en París delante del edificio donde el Frente Nacional, partido de ultraderecha liderado por Marine Le Pen, se disponía a presentar su lista para las elecciones europeas. Tal como se puede observar en un vídeo, las activistas de Femen se erigen en Francia como estandarte en la lucha contra lo que denominan ellas "epidemia fascista" y, según afirma su líder, Inna Schevchenko, ellas conocen y están trabajando la "fórmula para combatir el fascismo".
Sin embargo, resulta algo curiosa la definición del fascismo que abraza Femen en general y su líder en particular. Así: ¿alguna mención a los partidos neonazis fascistas antisemitas Sbovoda, Una-Unso y Sector Derecho, que tomaron ilegítimamente poder en Ucrania tras la falsa denominada "Revolución Azul" en el Euromaidan ucraniano? Pues curiosamente, no me consta la condena de este fascismo por parte de Femen, cuyas componentes, sin ir más lejos, parecen incurrir en una paradoja ideológica importante: sostienen y apoyan eslóganes de Sbovoda y Una Unso, tal como podemos apreciar en el trabajo de investigación realizado por el periodista francés Olivier Petcher, sobre la historia oculta de las Femen, del que recomiendo atenta lectura.
¿Condenan realmente el fascismo?
Todo parece indicar que, tal como decía al principio, se oponen al Frente Nacional y a la ultraderecha francesa, no sólo mediante protestas como la recientemente llevada a cabo en París, sino en otras como la de mayo del pasado año, donde Femen protagonizaba una parodia en Notre Dame del suicidio del historiador de extrema derecha Dominique Venner, afín esta ideología.
Sin embargo, las líderes y activistas de Femen parecen -y uso intencionalmente el verbo parecer- ajenas al fascismo que tienen en su país de origen. Las sospechas en torno al movimiento van cobrando forma y plausibilidad, a raíz de lo sucedido en Ucrania, de su animadversión cuasi obsesiva hacia Putin, de su manifiesta tendencia antirrusa, de su apoyo a la Unión Europea y su notable presencia en los Estados Unidos pidiendo una intervención "salvadora a lo yanqui" en Ucrania, donde el mes pasado Inna Schevchenko destrozaba y mordía una bandera rusa.
Lo que no cuentan del Euromaidan
Al margen de Femen, cualquiera que haya seguido los acontecimientos que se han venido produciendo en Ucrania desde finales del pasado año y lo haya hecho a través de determinados medios de comunicación nacionales, no tendrá constancia de la cantidad de indicios que dan solidez a la idea de que Ucrania es el ring donde se miden las fuerzas imperialistas de USA, la UE y Rusia.
Pero, además, como señala la autora del artículo Ucrania en la encrucijada fascista: "EE UU organizó el golpe de Estado en Ucrania. Es un hecho probado en las conversaciones telefónicas, interceptadas, que mantuvieron la Secretaria adjunta del Departamento de Estado norteamericano, Victoria Nuland, y el embajador de EEUU en Kyiv donde eligieron qué mamporrero debía dirigir provisionalmente el país: en este caso, el actual primer ministro provisional, el golpista Arseny Yatseniuk. Como también ha resultado probado que el depuesto presidente Yanukovich no fue el artífice de la “represión” en la plaza Maidan de Kyiv, sino que en la misma fue ejecutada por los pistoleros ultraderechistas de Svoboda (también con la CIA en la sombra), es decir, por los admirables opositores que Occidente jaleaba desde sus cloacas “democráticas”. El tinglado fue puesto en evidencia, de nuevo, mediante otra conversación capturada, la de una “socialista”, Catherine Asthon (representante de la UE para política exterior) con el ministro de Exteriores de Estonia".
Ya lo advirtió hace algunos años la abogada experta en temas de injerencia norteamericana Eva Golinger, quien en un artículo defendía algo así como que las revoluciones de colores siempre son estrategias de golpe suave para derrocar gobiernos que no les resultan favorables, casi siempre utilizando estudiantes, partidos políticos- en este caso neonazis de Sbovoda y los otros grupos fascistas- ofreciéndoles financiación y soporte para que parezca que se producen espontáneamente. Además, curiosamente, siempre hay recursos energéticos en juego. Para el lector interesado, remito al original El golpe dirigido por Washington
Por último, decir que yo misma insté en la página internacional de Femen a que condenasen la violencia de neonazis y fascistas en Ucrania y, no solamente no obtuve tal condena, sino que- además- las supuestas community managers de la página, lejos de refutar o iniciar un debate ideológico o político, actúan en algunos casos con altas dosis de irracionalidad y fanatismo.
Desde Femen parece que se ve la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio.
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Via: mundiario.com
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